1946-1955
“La vivienda no es un privilegio del hombre que puede, sino uno de los derechos del hombre de pueblo”
Juan D. Perón, 1944
Afiche oficial alusivo a la política de vivienda
Fundamentos
“Un plan de gobierno no puede ser la fría enumeración de intenciones a cumplir ni de proyectos a realizar. Eso sería un plan carente de alma; sería un verdadero muerto, por bonito y bien armado que estuviese. Un plan de gobierno, para que tenga alma, debe tener una doctrina, ya que la doctrina nacional es la verdadera alma colectiva del pueblo”.
Juan D. Perón
La política de vivienda de los gobiernos peronistas surgió de las entrañas de la doctrina justicialista. Su visión de bienestar y justicia social para el pueblo, no se agotaba, ni mucho menos tampoco, en un salario justo. La vivienda digna, confortable y en un hábitat y entorno saludables, se correspondía con esa doctrina.
Crédito y Política
“Dicen que nosotros damos al crédito una función política. Y acaso sea la única verdad entre tantas acusaciones mentirosas, porque lo cierto es que tratamos de servir al pueblo. ¡Primero, porque es pueblo y segundo porque es peronista!”
Juan D. Perón (1)
Es que no podía ser de otro modo. Cuando Perón proclamó y dio a conocer su proyecto revolucionario, la condición para serlo, además de estar fundado en el servicio a los hombres y de su libertad profunda, abarcó todos y cada uno de los aspectos de la vida comunitaria que favorecieran esa realización, la de ser libres.
La vivienda, no sería la excepción, porque además de ser una carencia lacerante para millones de argentinos, debía ser puesta a su alcance con los mayores esfuerzos. Estos provendrán tanto de la concepción arquitectónica-urbanística que será diseñada con nuevas ideas relativas al buen vivir y al buen convivir, no en el sentido liberal-oligárquico del lujo y de la fastuosidad, sino del confort mínimo para la vida armoniosa y saludable y desde los recursos puestos para su realización.
La política de vivienda en el peronismo alcanzó grados superlativos, tanto de uno como de otro recurso.
Una nueva visión arquitectónica del espacio familiar para la vivienda y un nuevo desarrollo urbanístico comunitario puesto en ejecución en barrios y en ciudades pequeñas, tuvieron la relevancia que ameritaba la desastrosa y humillante situación habitacional de aquellos años.
Mas que crear lugares adonde alojarse, el peronismo inició una vasta política de vivienda cuyo objetivo era asegurar una mejor calidad de vida. Y esto trasciende el mero alojamiento entre cuatro paredes, por más que estas fuesen mejores que los anteriores “ranchos, conventillos o departamentos inhabitables que ofendían la condición humana”.
En toda la política de vivienda, donde no casualmente intervino el ministerio de Salud con el Dr. Ramón Carrillo a la cabeza fijando normas y pautas habitacionales, se fijaron los objetivos de que las unidades de vivienda fuesen cómodas, luminosas, con todos los servicios disponibles y con todos los espacios necesarios para la recreación de los niños. En lo que se pensó fue que, no se podía garantizar un hombre nuevo saludable suministrándole mejor medicina, mejor educación, sino poseía además, un lugar digno adonde vivir y adonde vivir valiese la pena. Esa fue la filosofía que apuntaló la política de vivienda durante 10 años.
Igual fundamento tuvieron los nuevos barrios, creados de cero en zonas de tierras desaprovechadas de todo uso y en los que se inauguró una arquitectura y un concepto urbanístico adonde prevalecieron conceptos nuevos y revolucionarios, como por ejemplo el autoabastecimiento de servicios y actividades comunitarias a desarrollarse en el marco de las propios límites de esos barrios y pequeñas ciudades, todo diseñado con la misma arquitectura, armoniosa y alegre.
El diseño pensado para la circulación racional, sin atolladeros y prevaleciendo los espacios abiertos, para la mejor calidad de la atmósfera y de la recreación. Lugares adonde también valiese la pena vivir.
Típica casa construida con crédito oficial entre 1946-1955
Cómoda y saludable
Publicada por Wikipedia
Otra unidad del clásico chalet argentino
Publicada por Arquitectura y Comunidad Nacional-Nº 2
Escuela Arte, Ciencia, Técnica
y Comunidad Nacional.
A modo de síntesis de la legislación en materia de vivienda de interés social
“El análisis de la legislación referente a vivienda de interés social en el período 1943-1955, debe ser necesariamente enmarcado en los aspectos doctrinarios que nutren la Constitución de 1949, y han sido inspirados en principios de Justicia Social.
En el capítulo IV, art. 38 y 39 se establece la doble función de la propiedad privada (social e individual) y se subordina el capital al servicio de la economía, y ésta al servicio del bienestar social.
De esta manera quedan reducidas las posibilidades de especulación inmobiliaria, tanto en lo que hace a la construcción de viviendas, como a las locaciones urbanas. La vivienda no se entiende como mercancía sino como bien social.
En el cap. III, art. 37, inc. 9, se ubica a la capacidad productiva y al empeño de superación como las actitudes que fundamenta el derecho al mejoramiento económico: ‘la sociedad debe apoyar y favorecer las iniciativas tendientes a ese fin y estimular la formación y utilización de capitales, en cuanto constituyen elementos activos de la producción y contribuyen a la prosperidad general.’
Es así que, en este período se registra un gigantesco impulso activador en la industria de la construcción (tanto privada como pública) que se constituye en uno de los más importantes factores de crecimiento económico global.
En el inc.6 del mismo artículo define el derecho de los trabajadores al bienestar ‘…cuya expresión mínima se concreta en la posibilidad de disponer de vivienda, indumentaria y alimentación adecuadas…’. Esta norma se objetiva en las facilidades que tenía el trabajador de acceder a créditos hipotecarios baratos y reintegrables en largos plazos.
En la Constitución se incluyen además los derechos de la ancianidad a poseer una vivienda digna, estableciendo en el cap. III, art. 3, inc. 2 que el anciano tiene derecho a ‘…un albergue higiénico, con un mínimo de comodidades hogareñas’ y que ese derecho, extensivo a todos los demás integrantes de la comunidad, es ‘inherente a la condición humana’.” (2)
Las realizaciones
Dos herramientas se dispusieron desde 1946 en adelante para llevar a cabo la política habitacional-urbanística del Peronismo.
En primer lugar las entidades que debían otorgar los créditos y ejecutar las construcciones fueron: el Banco Hipotecario Nacional, el Ministerio de Obras Públicas y las municipalidades en diferentes lugares del país, con mayor relevancia claro está por el peso de la población, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. La Fundación Eva Perón fue entidad gestora e intermediaria y a ella se debió la realización de importantísimos emprendimientos.
La segunda herramienta fue la puesta en marcha tanto, de nuevos conceptos habitacionales como urbanísticos, que empezaron a mejorar drásticamente la vida hogareña y comunitaria de muchos argentinos.
Las orientaciones: el crédito individual para la construcción de viviendas en lugares a elección de beneficiario y la construcción de ciudades/barrios, adonde conviven viviendas individuales y colectivas.
El Banco Hipotecario
El origen de este banco se lo encuentra durante la primera presidencia de Roca. El 14 de septiembre de 1886 queda sancionada la Ley 1.804 que lo crea. Su objetivo fue el de otorgar préstamos para diferentes tipos de construcciones.
Su Art. 1º dice: “Créase un Banco Hipotecario Nacional para facilitar préstamos sobre hipotecas en toda la República, bajo la base de la emisión de cédulas de crédito que se extinguirán por medio de un fondo amortizante acumulativo”. Pero nada dice la ley en sus 70 artículos sobre que los fondos a prestar fuesen orientados a viviendas de carácter popular. Es que no existía esa noción en la cabeza de los liberales de la generación del 80. Sus preocupaciones eran otras, como por ejemplo levantar una organización estatal y toda la estructura de desarrollo y comunicaciones apropiada al modelo agroexportador que le habían asignado a la Argentina. Esas sí lo eran.
Así, florecieron por un lado los palacios de la oligarquía y por el otro, los conventillos a donde fueron a parar miserablemente los millones de inmigrantes que vinieron a poblar nuestro territorio. La vivienda no era un problema para atender. Cada uno que se las arreglase como pudiere. (Ver en este sitio en Textos Centrales//Parte III/Primer Gobierno de Perón/La Fundación Eva Perón/Viviendas oligarcas y conventillos-Lujo y pobreza extremas-Desigualdad e inequidad exasperantes).
Décadas después comenzaron a otorgarse tibiamente algunos préstamos para vivienda.
Explica Perón en su mensaje al Congreso de la Nación el 1º de mayo de 1952 que: “Hasta 1946 el Banco prestaba dinero a los ricos para hacer grandes construcciones. Nosotros preferimos prestar a los trabajadores, para que cada uno de ellos sea dueño de su propia casa…”. (3)
Solo por tomar los 26 años anteriores al inicio de su gobierno, es decir desde 1920 hasta 1946, puede decirse que el Banco Hipotecario había concedido 14.800 préstamos para la construcción de viviendas rurales y urbanas. En cambio, sólo durante el Primer Plan Quinquenal 1947-1951, el mismo banco llegó a otorgar 170.000 préstamos.
“El regalo de la vivienda”
Solo bastó que el gobierno pusiese en marcha todos los planes de vivienda, para que la oposición más conservadora y concentrada hiciera alzar su voz para denigrar, calumniar y vilipendiar toda esa política. Sectores medios de la oposición, “compraron” ese relato del que aún quedan resabios en el presente.
Un sinnúmero de falsedades relativas al mal uso que los “negligentes” (una de las denominaciones humillantes con que se obsequiaba a los humildes que por primera vez tenían una vivienda digna) ocupantes de las viviendas supuestamente llevaban cabo, esto es, el levantamiento de los pisos de madera para utilizarlos como leña y la destrucción de artefactos como las bañeras para otros usos, entre otras muchas y distintas cuestiones, tejieron una verdadera leyenda negra.
¿Que estaba en realidad por detrás y en el fondo de todo esto? el odio. Era inconcebible que aquellos que hasta ese presente vivían en ranchos de adobe o lata, pudieran tener una vivienda digna. Ese era el problema y ningún otro para la oligarquía y para aquellos opositores, que sin serlo, sentían y pensaban como ella.
Además, se intentó manchar toda esta política con el término demagogia, siempre a mano de los pudientes cuando asoma la justicia social.
Ni siquiera retrocedieron cuando la realidad indicaba que a nadie se le regalaba nada. Por todo lo otorgado había que pagar. Lógicamente que los créditos eran los suficientemente blandos y accesibles para cualquier trabajador.
Tampoco se privaron de criticar ásperamente esta modalidad, porque para ellos, debía primar la rentabilidad y nunca pudieron entender que, como en este caso, el estado debía auxiliar en lo que pudieron ser pérdidas de la operatoria. Lo que se dirimía era, una política social o el lucro y la rentabilidad capitalista. El peronismo enarboló la primera y aunque hubiese déficit económico, se cumplió con el objetivo de garantizar un derecho, el de la vivienda. Esa era la discusión.
Con todas las herramientas para la canalización del crédito en todo el país, y alineadas detrás del mismo objetivo, se llegó al final del quinquenio, con un número record de viviendas otorgadas y construidas: 350.000 unidades.
Es la marca de los hechos, de las realizaciones, de la realidad sobre la puesta en marcha de una política al servicio del pueblo.
El Segundo Plan Quinquenal y la vivienda
Si el Primer Plan Quinquenal había sido exitoso, el Segundo lo superó en cuanto a que puso en manos de nuevos actores la realización de la política, además de mantener el ritmo de la construcción que se había conseguido hasta ese entonces y que fue violentamente interrumpido por la Revolución Libertadora en 1955, como no podía ser de otro modo.
En 1952 se alcanzó otro record, como fue el que daba cuenta que la inversión en vivienda era del 5,9% del P.B.I.
En septiembre de 1955, se llevaban construidas 150.000 viviendas del Segundo Plan Quinquenal, lo que hace para el periodo 1946-1955 la suma total de 500.000 y que pudieron haberse sumado otras 150.000 de no haber ocurrido el golpe de los “libertadores”.
En esta nueva etapa el Banco Nación intervendrá fuertemente en el otorgamiento del crédito para la vivienda rural; el Banco Hipotecario apoyará a las organizaciones gremiales y/o cooperativas para planes de viviendas conjuntos y también para que otorguen prestamos individuales a sus afiliados a fin de poder construir su vivienda propia; a través del Banco Industrial se canalizan créditos para todas las industrias proveedoras de la construcción de viviendas.
Los nuevos conceptos en arquitectura y urbanismo
Decíamos antes que nació con el Peronismo en la Argentina una nueva concepción sobre vivienda y urbanismo. La misma irá de la mano con lo más esencial de la Doctrina Justicialista, esto es, mejor calidad de vida y refugiada en los valores más humanísticos a los que se pueda aspirar.
Llevar estos principios a la práctica en una política habitacional, requería de adoptar distintos modelos arquitectónicos que respondieran a los mismos. Fue lo que sucedió. Se diseñaron viviendas según varios criterios con diferentes variantes, con un amplio “repertorio tipológico”, pero en rigor todos unidos por un hilo conductor, cual fue el de cobijar a los habitantes del lugar bajo un ambiente saludable en todas las acepciones posibles de este término y que mereciese ser “vivido”.
Leemos lo siguiente: “…Pero quizá haya sido el ministro Carrillo (recordemos, ministro de Salud Pública…) quien diera la mejor explicación sobre la adopción de una ‘arquitectura oficial’, ya que él había fijado claramente la actitud del gobierno al precisar los lineamientos ordenadores de la búsqueda de una expresión formal de valores trascendentes en la obras encaradas por el Estado: ‘Los arquitectos –decía- deberán concebir las formas no sólo en función de su sentir personal, que es respetable, sino del sentimiento colectivo que perdura entre todos y permite reconocer lo que es de todos’. En definitiva, una arquitectura que resumía en sí la síntesis de los espacios y materiales a los que el pueblo estaba ligado, sobre todo el sector proveniente de las migraciones internas…” (4) Publicada por Arquitectura y Comunidad Nacional-Nº 2 Escuela Arte, Ciencia, Técnica y Comunidad Nacional.
Esta concepción condicionó positivamente la estética de las construcciones y de las urbanizaciones, con materiales afines a la idiosincrasia de los habitantes, diseños alegres y urbanizaciones donde prevalecen lo criterios humanísticos, todos ellos vinculados a un pensamiento doctrinario en defensa del hombre. Fue tan así, que nació una tipología de arquitectura peronista, visible en miles y miles de viviendas, emprendimientos comunitarios y hasta en la obra pública.
Así el gobierno otorgó créditos para la construcción de una vivienda en un lugar elegido por su beneficiario, pero también tomó fuertemente la iniciativa al crear barrios y ciudades enteras cada uno bajo un modelo como el descrito.
El repertorio tipológico en la construcción de viviendas
Llamamos de este modo a la amplia gama de modelos de viviendas que se construyeron. Algunas, como el chalet argentino, icono de todo el plan del gobierno en la materia, a su vez con diferencias entre sí, en diseño y dimensiones, como pueden verse en las primeras fotografías.
Barrios modulares de mono-blocks de baja altura: 2 y tres pisos; barrios modulares con mono–blocks de hasta 10 pisos con distintos tipos de departamentos en los mismos.
Unidades diseñadas por los propios beneficiarios sobre prototipos suministrados por las entidades crediticias o gestoras de los proyectos y su construcción, caso Fundación Eva Perón.
La continuidad en los diseños para edificios públicos en las nuevas ciudades satélites o barrios, esto es escuelas, hospitales, centros de salud, correos, iglesias, oficinas públicas, ciudades infantiles y universitarias, etc.
Todos los proyectos de viviendas sociales desarrollados en barrios, unidos dentro de la misma concepción, por los espacios verdes y los centros comunitarios, más grandes o más pequeños, pero siempre presentes.
Las ciudades jardines
Este concepto fue el emblema de la nueva política. ¿De donde provenía? De Inglaterra, donde en el último tercio del siglo XIX y debido a necesidades más bien ligadas a la discriminación con los pobres, se comenzaron a crear barrios alejados de la concentración obrera en el propio centro de las grandes ciudades industriales, en gran medida para evitar contaminaciones sanitarias, donde “la pavorosa degradación de los edificios destinados a los trabajadores generaba todo tipo de males” (5).
Así nacieron algunas ciudades que se llamaron “Garden City” impulsadas por políticos y médicos, no necesariamente por arquitectos o urbanistas, pero que concluyeron siendo un modelo de desarrollo urbano nuevo, más allá de los fines que las inspiraron.
Un administrativo del parlamento inglés, Ebenezer Howard, resultó ser el más prolífico en el desarrollo de estas ideas y las mismas tuvieron gran difusión en el mundo.
El Peronismo las recuperó, pero invirtiendo la finalidad. En vez de crear núcleos habitacionales para alejarse de los pobres, los creó con los mejores materiales y diseños posibles, precisamente para que en ellos pudiesen vivir los humildes, los trabajadores.
Pero además no se limitó a copiar meramente una idea, sino que dotó a toda la política de vivienda de un sentido humanista y a partir de esa premisa formuló una síntesis en materia de arquitectura y urbanismo.
Una revolución arquitectónica, lisa y llanamente.
Ciudad Evita, ciudad emblema
La ciudad ideal
La ciudad fue fundada por Perón el 20 de octubre de 1947 a pocos kilómetros de la avenida Gral. Paz, entre las localidades de Aldo Bonzi, Isidro Casanova, Tablada y el Río Matanza, en el hoy Partido de La Matanza.
Se preveían completar 15.000 viviendas. Al interrumpirse el proceso de construcción en 1955, se habían alcanzado la construcción de 5.000 unidades.
El lugar era un campo despoblado y virgen, y poseía todos los atributos disponibles para poner en práctica los principios que enunciamos.
No estaba lejos de la Capital Federal, pero su tamaño y la dotación de infraestructura de servicios e instituciones que contendría, la irían a convertir en una ciudad satélite, es decir, autosuficiente sin dependencia de la mega ciudad de Buenos Aires. Un modo de crear vida propia, sin los males que ya se hacían sentir dramáticamente en las grandes urbes.
Asimismo y por la inspiración original de Howard, el crecimiento previsto para este tipo de nuevas ciudades no debía exceder a la distancia que un hombre pudiese recorrer “durante un paseo”. Ese es el tamaño aproximado de esta ciudad.
Bien cerca de un entorno industrial adonde cumplir tareas laborales.
Está diseñada como lugar para vivir, no como mero alojamiento. Varios tipos de diseño para las unidades de viviendas; todos ellos cómodos, saludables y pintorescos; construidas las casas con los más nobles y mejores materiales disponibles; se previeron módulos de edificios de baja altura con “alta calidad funcional, formal y constructiva”, con las mismas premisas que las casas individuales y con espacios verdes apenas se sale de ellos. Esparcimiento y vida sana, individual y comunitaria al alcance de la mano.
Con baja densidad de población. Polideportivos para la práctica comunitaria de las actividades físicas y/o deportivas.
Y algo de enorme trascendencia, edificios municipales, escuelas, hospitales, iglesias, teatros, cines, comercios, etc., dentro mismo del gran predio de la ciudad.
Plano de ciudad Evita publicado por www.ciudadevitavive.com.ar
A la caída del Peronismo la ciudad fue rebautizada primeramente como General Belgrano y luego como General Güemes.
Una increíble y alucinada vocación por borrar el amor a Evita en los vecinos de la ciudad. No solo no lo consiguieron por la inmensidad de las realizaciones del Peronismo, sino que además, ni siquiera repararon en su locura que Evita está grabada con marca indeleble en el proyecto arquitectónico, tal como puede observarse nítidamente en el plano que antecede.
Ciudad Evita, ciudad ideal, “es el símbolo de una gesta y de una época donde la Democracia hacía la voluntad del Pueblo y defendía un solo interés, el de ese Pueblo”. (6)
El tiempo haría lo suyo
Tal como puede apreciarse claramente en la fotografía aérea, la ciudad aparece rodeada por la superpoblación en casi tres de sus laterales.
Esto pone en tela de juicio el proyecto de la ciudad satélite y la posibilidad cierta de mantener en el tiempo el valor del tipo de vida que propone, según lo hemos apuntado. Pero antes de definir esa crítica, hay que ver que la urbanización del área metropolitana posterior a la caída del Peronismo en 1955, fue en rigor la anti-urbanización. Imperaron la falta de planificación, la ausencia de un plan maestro como entre 1946-1955, el desorden arquitectónico y urbanístico. El resultado, la superpoblación y el abandono de los objetivos para una mejor calidad de vida.
Se desmantelaron y abandonaron todos los proyectos similares, aún de la misma ciudad emblema y esto, que indudablemente la afectó, en realidad se hizo con todo el pueblo argentino, que ya no contó con planes como los que permitieron que esta ciudad viera la luz.
Fue y es el resultado de lo contrario con que se lo atacaba al Peronismo, lo opuesto a la planificación, un pecado que el liberalismo nunca le perdona y tampoco hubo, ni hay, un plan de viviendas que se correspondiera con un pensamiento coherente a una política humanística donde el valor sea un buen vivir en todos sus términos. Los resultados están a la vista.
De todos modos Ciudad Evita, aún conserva gran parte de sus atributos y finalidades originales, fruto de un diseño sencillamente excepcional, perfectamente visible desde el aire y comparándolo con la tragedia urbanística que la envuelve.
Ciudad Evita hoy desde el aire.
Fuente Google Earth
La ciudad de Buenos Aires, aun con toda su riqueza cultural, histórica, su innegable y enorme cantidad de espacios verdes y forestación, algunos barrios bellísimos y tranquilos que conserva y su incuestionable hermosura arquitectónica y grandiosidad, es, en muchos aspectos una ciudad invivible, tanto por las condiciones de aglomeración, su mega longitud, sus problemas ecológicos y porque estas cuestiones determinan otra que es su consecuencia, las malas condiciones para una vida serena y saludable. Se vive mal en un área sin interrupciones de población y asentamientos que ya está superando los 100 km., contando desde la ciudad de La Plata a la ciudad de Escobar. La contaminación, el hacinamiento, el ruido, la suciedad, la ausencia de paz y la falta de diseños habitacionales compatibles con la salud y la estética, son características notables. Una aberración fruto de la falta de planificación y del descontrol urbanístico. Todo lo contrario a Ciudad Evita.
Interior de Ciudad Evita-Publicada por Wikipedia
Cincuenta y dos (52) barrios en Capital Federal y en el Gran Buenos Aires
Así como se construyó esta ciudad y que no pudo terminarse por el golpe de 1955, se levantaron en el Área Metropolitana Buenos Aires, esto es la ciudad de Buenos Aires y los distrititos lindantes a la misma, cincuenta y dos (52) barrios, la mayoría de cuales alcanzaron su total terminación y otros se fueron completando lentamente en años posteriores o jamás se concluyeron.
Por citar solo algunos, fue el caso de Ciudad Jardín Lomas del Palomar (*); el Barrio Obrero en Moreno; monoblocks sobre el costado de avenida Gral. Paz en Villa Celina; el Barrio de la Carne en Wilde; el Barrio Brig. Gral. C. Saavedra, el Barrio Gral. Paz, el Barrio Gral. San Martín o barrio Grafa, el Barrio Los Perales, el Barrio Cooperativa “El Hogar Obrero” y los monoblocks de Curapaligüe, todos ellos en Capital Federal.
*Proyecto concebido en 1933, sin realización. Recuperado y llevado a cabo por el Peronismo en el período que tratamos.
Ciudad Jardín del Palomar
Ciudad Jardín Lomas del Palomar, Pcia de Buenos Aires.
Foto Publicada por Arquitectura y Comunidad Nacional-Nº 2
Escuela Arte, Ciencia, Técnica y Comunidad Nacional.
Barrio Juan Perón, hoy Saavedra
Barrio Juan Perón, hoy Barrio Saavedra, ciudad de Buenos Aires.
Foto Publicada por Arquitectura y Comunidad Nacional-Nº 2
Escuela Arte, Ciencia, Técnica y Comunidad Nacional.
Barrio de la Carne, Wilde, Pcia. de Buenos Aires
Barrio de la Carne, en Wilde, Avellaneda, Pcia. de Buenos Aires.
Ejemplo de intervención de organizaciones sindicales en la construcción de proyectos comunitarios.
Foto Publicada por Arquitectura y Comunidad Nacional-Nº 2
Escuela Arte, Ciencia, Técnica y Comunidad Nacional.
Barrio Obrero, Moreno
Barrio Obrero en Moreno, Pcia. de Buenos Aires-Ruta 7 y Emilio Mitre
Ejemplo de cómo construir una vivienda digna para los trabajadores y de cómo destrozar el proyecto a partir del odio.
Foto década del 70 – publicada por Arquitectura y Comunidad Nacional-Nº 2 Escuela Arte, Ciencia, Técnica y Comunidad Nacional.
Barrio Curapaligüe
Monoblocks en la calle Curapaligüe, ciudad de Buenos Aires
Foto publicada por www.zonaprop.com.ar
Barrio Cooperativa “El Hogar Obrero”
Barrio Cooperativa “El Hogar Obrero”, en ciudad de Buenos Aires
(Cooperativa controlada políticamente por el Partido Socialista, acérrimo opositor al Peronismo)
Foto publicada por Arquitectura y Comunidad Nacional-Nº 2
Escuela Arte, Ciencia, Técnica y Comunidad Nacional.
Sentido de humanidad
«…En esta tarea de mejoramiento de las condiciones de vida, en lo que se refiere a vivienda, está empeñada mi propia esposa. Es una labor que hay que realizar con tanto tacto para no ofrecer la sensación de que uno va en contra de las personas a las que se desea ayudar. Hay que hacerlo amablemente, con un poco de humanidad, más que como medida oficial tratando de auxiliarlos directamente, porque sí se lo hace de una forma burocrática no lograríamos el efecto que buscamos. Procuramos resarcir a esa pobre gente, un poco, de sus sufrimientos llevándola a habitar a lugares tranquilos, con cariño y humanidad».
Juan D. Perón (7)
Las joyas de Evita, garantía para viviendas
“Mis joyas no me pertenecen. La mayor parte fueron regalos de mi pueblo.
Pero aún las que recibí de mis amigos o de países extranjeros, o del General, quiero que vuelvan al pueblo.
No quiero que caigan jamás en manos de la oligarquía y por eso deseo que constituyan, en el Museo del Peronismo, un valor permanente que sólo podrá ser utilizado en beneficio directo del pueblo.
Que así como el oro respalda la moneda de algunos países, mis joyas sean el respaldo de un crédito permanente que abrirán los bancos del país en beneficio del pueblo, a fin de que se construyan viviendas para los trabajadores de mi Patria.”
Evita//Mi mensaje//Mi voluntad suprema
Fragmento del libro Mi mensaje, leído en Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1952
Estética y vivienda peronista
¿Es posible definir la existencia de una estética particular y definida en la arquitectura peronista? Sí, y lo es cabalmente. Porque todas las construcciones llevan un sello estético indeleble y perfectamente visible. Cualquier persona reconoce una vivienda o una escuela del período 1946-1955. Todas ellas tienen una impronta que las diferencia de cualquier otro tipo de construcción anterior o posterior.
¿Pero como se concibió esta estética? En realidad fue el resultado de una conjunción y sumatoria de factores, de intenciones, de principios doctrinarios y de experiencias recuperadas, todos ellos con un sentido humanista prevaleciente. Es decir lejos, lejísimo de cualquier solución de aquellas que solo construyen para alojar como abejas o palomares a los seres humanos.
Por el contrario y como ya lo hemos apuntado al señalar la intervención del ministro de Salud, Ramón Carrillo, todo esta orientado en el diseño para garantizar una vida sana y feliz.
Cuando surge la pregunta sobre si fueron decisiones políticas las que determinaron esta particular estética, la respuesta es necesariamente sí. Y lo es porque como sostenemos permanentemente, lo que está en juego es la realización de una doctrina y no un mero programa de gobierno. Planteadas así las cosas, es inevitable que los principios humanistas que anidan en la misma, tengan su traducción en una estética arquitectónica.
Esta estética tendrá la amplitud necesaria para responder a necesidades tan disímiles, como las que van desde el diseño de una vivienda hasta un ministerio o un aeropuerto, pasando por una colonia de vacaciones, un hotel de turismo social, un hogar para ancianos o una ciudad estudiantil.
Así, no es lo mismo el diseño de un chalet argentino (en fotografía al inicio de este trabajo) con el de un ministerio nacional o el aeropuerto de Ezeiza y a su vez estos diferentes con organismos oficiales en barrios de viviendas levantados de cero, ni con hospitales.
El estilo rústico y simple, pero con alta calidez del chalet mencionado; el estilo decididamente moderno de los grandes edificios públicos; aquellos edificios comunitarios de altísima estética donde se combinan las maderas en símil con la arquitectura de montaña, con los colores alegres y las mayólicas; o como en el caso de los hospitales públicos, donde por expresa indicación de Evita debían prevalecer los colores agradables y los mármoles también de colores, ya que mucho era el dolor que había que mitigar en esos ámbitos para que la arquitectura y los decorados no fueran los que fueron: alegres.
Y, como ya lo mencionamos, debe tenerse en cuenta que el proceso y desarrollo económico social que produjo el Peronismo motivó una alta migración interna y por ello se prescribía la utilización de materiales provenientes de los lugares de origen de esos nuevos pobladores para las nuevas viviendas.
Para los edificios públicos se llegó hasta legislar el sentido y la orientación arquitectónica que debían seguir sus diseños. Así lo preveía el decreto 29.788/48 para la construcción de edificios públicos en la ciudad de Buenos Aires en estos términos: «Que el estilo arquitectónico de los edificios públicos debe ser de carácter uniforme y de acuerdo a un concepto bien determinado que se apoye en necesidades funcionales y estéticas; que los modernos conceptos de arquitectura funcional deben ser analizados teniendo en cuenta la gravitación que los estilos arquitectónicos de los edificios públicos ejercen en la formación de la sensibilidad estética del pueblo; que a través de los edificios y los monumentos públicos perdura objetivamente el espíritu que anima cada época en el curso de la historia; que desde el punto de vista estético los edificios públicos deben estar en armonía con la sensibilidad del pueblo.” (subrayado nuestro)
En definitiva, la visión que generase el paisaje de las construcciones habitacionales levantadas durante este periodo, debía responder a la premisa de Carrillo para que asegurara ‘un sentimiento colectivo que perdurase entre todos y permitiese reconocer lo que era de todos’ y esto también fue un hilo conductor.
Publicado por estaciónrosario.wordpress.com
Las Villas de Emergencia durante el Peronismo
1946-1955
Es menester precisar que el fenómeno (como injusto e inmerecido) de las villas de emergencia, está presente durante el Peronismo. Pero también que viene desde muy lejos en el tiempo y que reconoce en el periodo que tratamos, una dimensión indiscutible y palmariamente menor respecto de su pasado, gracias a los planes de vivienda del gobierno y que, además, está impregnado de connotaciones políticas singulares y extraordinarias que hablan en lo profundo sobre que tipo de villas de emergencias eran, y como sus pobladores eran portadores de una alta conciencia política y social.
Antecedentes históricos
Se discute si las primeras formaciones de las villas de emergencias se corresponden con el corrimiento migratorio interno de principios de la década del 30, resultado este del incipiente proceso de industrialización producto de la crisis internacional de 1929 y la consiguiente necesidad de sustituir las importaciones. Un flujo interno de personas llegadas del interior del país, arribó al área metropolitana de Buenos Aires dando por “iniciada” la aparición de estas villas.
Nada más incorrecto que esta apreciación, si no se comprende que desde mucho tiempo antes existen en Buenos Aires formaciones similares y otras que muestran la terrible miseria de amplios sectores de la comunidad argentina.
Hacia mediados del siglo XIX en la zona del hoy Parque de los Patricios de la ciudad de Buenos Aires, existía una zona llamada Corrales Viejos, lugar de faena de ganado. En sus alrededores y junto a las semejantes condiciones emergentes del lugar, vivían muchísimas personas en las condiciones más precarias. Muy cerca de allí, otra zona llamada el barrio de Las Ranas, repetía la situación y entre medio de ambas otro lugar La Quema, vaciadero de basura, que daba miserable “sustento” a muchísimas personas.
Efectivamente, se calcula que de los 440.000 habitantes que tenía Buenos Aires hacia 1890, aproximadamente el 20% de ellos vivían en casillas de cartón y/o de madera, y esto hay que computarlo como viviendas miserables.
Los conventillos, también fueron y son viviendas miserables
Hacia fines del siglo XIX, impulsados por los principios políticos de la generación del 80, se producen las primeras inmigraciones de europeos en número aproximado a 3,0 millones hasta 1910, que vienen a poblar un territorio decididamente vacío. Pero ¿A dónde irían a vivir? Algunos se radicaron en el interior del país dando origen a las primeras explotaciones agrícolas de pequeñas dimensiones, los chacareros, la “Pampa gringa”. La gran mayoría se radicó en la ciudad de Buenos Aires y otros en la ciudad de Rosario.
En Buenos Aires se produjo un fenómeno inevitable (para el liberalismo), como fue el del hacinamiento en viviendas que, por no ser de madera o cartón, eran menos miserables. Esto fue alrededor del centro económico y político de la ciudad, la Plaza de Mayo y se extendió hacia los barrios.
El resultado fue la aparición de los conventillos, viviendas colectivas de material, en las cuales se alojaban como inquilinos familias enteras de 4, 5 y 6 personas, todas ellas en una sola habitación. Un patio común entre las mismas y muchas veces un solo baño. Esto generó condiciones de indigencia y de insalubridad pocas veces conocidas en la Argentina y también hay que computar este fenómeno como de emergencia y de miserabilidad y que alcanzó según se calcula al 25% de la población de la Capital Federal, habitantes estos de aproximadamente 2.000 conventillos en la primera década del siglo XX. (Ver en este sitio Textos Centrales//Fundación Eva Perón//Fundamentos//De Beneficencia a la Justicia Social//Viviendas oligarcas y conventillos-Lujo y pobreza extremas-Desigualdad e inequidad exasperantes)
Conventillos, ayer y hoy
Publicada por www.laventanaindiscretadejulia.com
Publicada por www.taringa.net
Pero la aparición más fuerte de las villas de emergencia o miseria, iba a ocurrir a partir de la década del 30 en coincidencia con la debacle económica internacional de 1929 y que, en nuestro país, promovió una incipiente industrialización para la sustitución de importaciones. Esto motivó el desplazamiento desde el interior del país de más de 1,0 millón de personas hacia las grandes ciudades, en particular hacia la ciudad de Buenos Aires, en búsqueda de un trabajo como opción a la desocupación y a la indigencia en la que vivían en sus lugares de origen, especialmente en las zonas agrícolas.
Semejante migración interna y sin políticas de viviendas, salvo alguna que otra medida que casi nada aportó y menos solucionó, nacieron los asentamientos o villas de emergencia, en relación a la supuesta transitoriedad con que se levantaban. A medida que el sistema capitalista explotó y absorbió a una mínima parte del número de indigentes “esperanzados” migrados del interior del país y de los cuales la mayoría volvían a quedar como desocupados pero ya en la gran urbe, las villas que eran de emergencia, pasaron a ser villas miseria y permanentes de casillas de chapa y cartón.
Culturalmente significó también la aparición de un desdichado término para esos pobladores, tal como fue el de “villeros”, lo que encarnó un estigma que caló muy hondo en la sociedad argentina, porque expresó discriminación y desprecio desde algunos sectores medios y altos, ambos de pensamiento oligarca.
A pesar del declamado catolicismo de esos mismos sectores, siempre se tuvo y se tiene actualmente ese término como descalificación hacia los habitantes de las villas, sin reparar que son argentinos pobres y humildes, pero tan dignos como cualquiera. Este agravio a la conciencia humana, está plenamente vigente en nuestros días.
Las más conocidas y numerosas fueron Villa del Bajo Belgrano, Villa Desocupación (mayormente inmigrantes polacos), Villa Esperanza (en Puerto Nuevo), Villas 21-24-Zabaleta (en Barracas) y Villa Saldías (en los terrenos aledaños a la estación Retiro) que daría lugar a la actual Villa 31.
1946-La llegada del Peronismo
Como hemos visto en este estudio, la población que habitaba en conventillos y en villas de emergencia-miseria hasta 1946, era un número ciertamente importante y hablaba claramente de un país socialmente injusto en extremo.
El Peronismo, como ya sostuvimos y demostramos, se hizo carne de esta gravísima situación y enmarcó las soluciones que puso en marcha desde una visión humanista integral que fue, desde un valioso aporte a la salud de la población, hasta un estricto acto de justicia sobre un derecho carente y pendiente, el de la vivienda.
Evita de visita en una Villa de Emergencia
Fotograma de la película Perón sinfonía del sentimiento, de Leonardo Favio
Hemos trazado la ruta de los diez años de realizaciones del Peronismo en esta materia y podemos apreciar con claridad la envergadura de los hechos y el sentido y espíritu de los mismos.
Sin embargo no alcanzaron. Por dos razones fundamentales. La primera fue que el estándar de vida que ofrecían las grandes ciudades, especialmente Buenos Aires, se convirtió en una imán para mucha gente que vivía lejos de los grandes centros urbanos y vio esta situación como una legítima esperanza. Pero el ritmo de la migración interna superó en alguna medida la construcción y otorgamiento de viviendas a todos aquellos que la necesitasen.
No obstante se dispone de un dato concluyente e inapelable. Y es el que provee la revista Summa, que no era peronista precisamente. Dice esta publicación (8) que la urbanización en América Latina provocó la formación de asentamientos “marginales” que no tuvieron lugar, ni en el diseño de las grandes urbes, ni su incorporación plena a las comunidades que las habitaban. Ergo, aparecieron asentamientos de viviendas precarias, marginales de todo confort y desarrollo urbano para cubrir las mínimas necesidades humanas.
Durante el Peronismo, en sus primeros periodos de 1946 a 1955, continua diciendo Summa, no se dio ese fenómeno a pesar del gran impulso industrial que florecía en las ciudades argentinas. Y lo que se observa, finalizando su análisis, es un dato absolutamente esclarecedor. Los habitantes de villas de emergencia en 1956, relevados por la revista pocos meses después de la caída del Peronismo, eran de solo el 2% del total de la población.
Y esto ocurrió por la simple razón de que se construyeron viviendas y se otorgaron créditos hipotecarios como jamás había sucedido en la historia precedente. El resultado fue que descendieron los asentamientos llamados villas de emergencia y se estaba en camino a su total desaparición cuando ocurrió la tragedia de 1955.
Esta tragedia argentina, el golpe contrarrevolucionario de septiembre de 1955 llamado Revolución Libertadora, operó como la segunda causa en contra del otorgamiento de viviendas dignas a los trabajadores. ¿Por qué? Simplemente porque se cancelaron todos los planes de vivienda que estaban en curso y el resultado no fue otro que el previsible. A partir de ese momento el crecimiento de las villas fue exponencial y la miseria se abatió sobre enormes porciones de nuestro pueblo.
“En este sentido, la diferencia del Peronismo con gobiernos antecesores fue la materialización de las ideas: el acceso masivo a la casa propia, punto final en la lucha por el ascenso social. Por primera vez en la historia del país la política de vivienda fue asumida por el gobierno nacional e incluida en un plan de gobierno a largo plazo cuyo objetivo era dar solución al grave problema social que la vivienda representaba.” (9) |
Villa Manuelita, Rosario, Argentina
Alta conciencia política
“Todos los países reconocen a Lonardi. Villa Manuelita no lo reconoce”
Esta villa de la ciudad de Rosario, iba a pasar a la historia por un hecho tan destacado como significativo.
Producido el golpe de septiembre de 1955, ocurrió que muchos gobiernos, comenzando por el coro al servicio del imperialismo yanqui, se apresuraron a reconocer política y diplomáticamente al nuevo gobierno.
Semanas después de estos acontecimientos apareció en Villa Manuelita o Barrio de las catorce provincias (*) un cartel que rezaba exactamente así:
“Todos los países reconocen a Lonardi. Villa Manuelita no lo reconoce”. |
Y, ¿Cómo era Villa Manuelita? Sus vecinos, ¿Cómo pensaban? Era muy humilde, con elementos propios de la miseria, como que solo había tres canillas que proveían a todo el barrio de agua. Muchas casas de lata, otras de adobe. Algunas con incipientes construcciones de material. Así era.
Los vecinos, todos ellos trabajadores, sin desocupación, con una esperanza latente en sus corazones y en sus conciencias, la de llegar a una vivienda propia y digna, como sucedía a diario con tantos otros argentinos.
Una pobreza a todas luces también digna, sin resignación, sin marginalidad, sabiendo que los esperaba la justicia social. Así era Villa Manuelita.
(*) Tal era la denominación catastral del mismo.
Villa Manuelita, Rosario
Publicadas por barriotablada.blogspot.com
Llegado el golpe infortunado, esta esperanza, convertida en conciencia se expresó en el cartel que le diera la recompensa que todo el pueblo peronista y la historia le tributan.
Es que solo una conciencia extremadamente elevada, fruto del reconocimiento al general Perón y muy por encima de las propias necesidades aún no satisfechas, podía generar semejante hecho político.
Digamos que el cartel permaneció durante meses en el lugar, a pesar de los tres intentos del ejército por quitarlo y que no pudo hacerlo por la heroica y pacífica resistencia de los vecinos. (10)
Fotograma de un corto animado, Rosario 1955
Publicado por villamanuelitanoserinde.blogspot.com
“Rosario pasó a ser una especie de capital política del Peronismo. Por muchos meses conservé un volante donde los habitantes de una sufrida barriada obrera, Villa Manuelita, desafiaban al mundo más o menos con estas palabras ‘Los Estados Unidos, Rusia, Inglaterra, reconocen a Lonardi. Villa Manuelita reconoce a Perón.’ Para mí, Rosario tenía la dimensión de un símbolo. Puedo asegurarle que si la cañonera hubiese remontado el Paraná, mi paso por Rosario hubiera tenido el valor de una chispa ante un barril de pólvora. Seguramente los usurpadores del poder no descartaban tal posibilidad, y arreglaron para que mi salida de la jurisdicción argentina se hiciera por vía aérea, para lo cual el propio Presidente del Paraguay facilitó su avión y su piloto particular. …” Juan D. Perón (11) |
Bibliografía y Documentación de apoyo
1. Perón, J. D., Discurso del 01-05-1952
2. Arquitectura y Comunidad Nacional-Nº 2, Escuela Arte, Ciencia, Técnica y Comunidad Nacional.
3. Perón, J. D. en Perón, treinta años que conmovieron la política argentina-Fasc. Nº 16
4. Arquitectura y Comunidad Nacional-Ob. Cit.
5. Ibidem
5. Ibidem
7. Perón, J. D., Conferencia de prensa 24-01-1948
8. Revista Summa citada por Galasso, Norberto en Perón, Formación,
ascenso y caída (1983-1955), Edic. Colihue SRL, Bs. As., 2005
9. Barrios, Romina y Fernández Noelia-(Con) vivir con el Peronismo.
Vivienda y ciudad durante el primer Peronismo, redesperonismo.com.ar
10.Hernández, Pablo-Villa Manuelita. La memoria y la esperanza, Ed. Casa del Folclore, 2003
11.Perón, J. D. en Caracas, Venezuela, 1956