Evita viaja a Europa

1947

EVITA VIAJA A
EUROPA

*LAS CLAVES DE LA GIRA POR ESPAÑA,

EL VATICANO, PORTUGAL, FRANCIA Y

SUIZA.

*SUS ACOMPAÑANTES.

*EL PADRE HERNÁN BENITEZ, SU CONFESOR.  

PROTAGONISTA DE ENORME IMPORTANCIA.

LOS DISCURSOS DE EVITA.

AMONESTADO POR PIO XII.


Video sobre el viaje de Evita a Europa en 1947 extraído de la 
película «Perón sinfonía del sentimiento», de Leonardo Favio
            Publicada en Youtube por La Baldrich

El cuadro de situación

Como hemos visto hasta acá en diferentes artículos y lugares de nuestro sitio, la posición de Perón frente al mundo era en extremo audaz, valiente y decidida. No iba a someter a nuestro país al reparto del mundo que habían decidido las potencias vencedoras de la 2ª Guerra Mundial.

La proclama era clarísima, soberanía e independencia nacional para la toma de decisiones en el marco internacional; formulación de la Tercera Posición y reconocimiento del llamado Tercer Mundo, es decir el de aquellas naciones que nos estuviesen con uno u otro de los imperios dominantes, aún a pesar de posiciones formales de algunos integrantes que así lo indicaran.

En esos términos la cuestión derivó, como no podía ser de otro modo, en el intento de aislamiento hacia la Argentina y de su gobierno. Este, y en línea con lo que describimos antes, sostenía sus posiciones enfrentando la situación con decisión abriendo relaciones con todo el mundo y buscando aliados, mucho más allá de las posiciones ideológicas. Ejemplo notorio de este aserto es el establecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con la U.R.S.S.

En razón de la independencia de criterio político Perón decidió en 1947 enviar a Evita a Europa, fijar su presencia política en ese continente y ayudar particularmente a España con la provisión de cereales.

Desde luego el punto más crítico de la gira de Evita habría de ser España en razón de las características del régimen de Franco y su posición política. Pero del mismo modo en que se habían establecido relaciones con la U.R.S.S. el realismo político de Perón podía dar el mismo paso con la antípoda ideológica precisamente de este último país.

 

España y la ONU

El 12 de diciembre de 1946 y mediante la Resolución Nº 39, la Asamblea General de las Naciones Unidas excluye de ese organismo al gobierno español, recomendando a los países asociados el retiro de toda representación diplomática del territorio de España.

La Resolución fue aprobada por 35 votos a favor: Austria, Bélgica, Bielorrusia, Bolivia, Brasil, Checoslovaquia, Chile, China, Dinamarca, Estados Unidos, Etiopía, Filipinas, Francia, Guatemala, Haití, India, Irán, Islandia, Liberia, Luxemburgo, México, Nicaragua, Noruega, Nueva Zelanda, Panamá, Paraguay, Polonia, Reino Unido, Suecia, Ucrania, Unión Soviética, Uruguay, Venezuela y Yugoslavia.

Rechazada por 6 votos: Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Perú y República Dominicana.

Se abstuvieron 13 países: Afganistán, Arabia Saudita, Canadá, Colombia, Cuba, Egipto, Grecia, Honduras, Líbano, Países Bajos, Siria, Sudáfrica y Turquía.

El núcleo de la sanción consistía en impugnar el carácter no “democrático” del gobierno de Franco en términos de que no había sido electo. Efectivamente no lo era, igual que varios de los votaron a favor de la sanción.

Además se vinculaba ideológicamente al falangismo español con el nazismo y el fascismo, aunque la respuesta de Perón a Estados Unidos y a la sanción hecha mucha luz sobre el problema español.

Cuando se conoce la decisión política y humanitaria de Argentina, Estados Unidos en una declaración oficial sostiene que esa ayuda “es apoyar al régimen del general Franco y que constituye una provocación a todos los pueblos amantes de la paz.”

     Perón responde que, Ayudar a los pueblos en su desgracia es un acto de amor y no de provocación. Seguiremos tendiendo nuestra mano solidaria a España como a todo pueblo que la necesite independientemente de las circunstanciales decisiones de las potencias que se erigen en paladines de la democracia, las mismas que solo vieron hasta ayer en España desgarrada por una guerra fraticida, un campo propicio para experimentar sus fuerzas de destrucción.”

La ayuda

La situación económica de España era en extremo crítica en razón de la devastación que había dejado la Guerra Civil de 1936 a 1939 y los paupérrimos resultados de sus cosechas de granos. Se llegaba a racionar la provisión de pan y harinas con los consiguientes sufrimientos del pueblo.

La decisión y la presencia argentina en España irían a aportar al pueblo español la provisión de un total de 700.000 Ton. de trigo y 250.000 de maíz en forma inmediata para los años 1947 y 1948 más el suministro de carnes congeladas.

Argentina, por su parte además de esta ayuda humanitaria, ingresaba políticamente en Europa tomando su propia decisión y contaba en el pacto con España con la concesión de zonas francas en todos los puertos españoles con lo cual se aseguraba una vía de de ingreso y de salida para los productos comerciales que así lo requirieran.

 

La partida de Evita

El 6 de junio de 1947 Evita parte del aeropuerto Presidente Rivadavia de Morón, Pcia de Buenos Aires, con un avión DC-4 de Iberia acondicionado y enviado especialmente por el gobierno español. Eran las 16,20 hs.

Luego de hacer dos escalas en el aeropuerto de Villacisneros en el Sáhara Español y en Las Palmas de Gran Canaria, llega finalmente el día 8 de junio a las 20,30 hs al aeropuerto de Barajas, donde la espera una multitud, el general Franco, su esposa e hija y la totalidad del gobierno español.

 

Evita es saludada al llegar a Barajas por el general Franco,
su esposa e hija

Atravesando una interminable cantidad de gente que la saluda al pasar, se traslada hacia el palacio de El Pardo, la que será su residencia durante su estadía.

Ese mismo día dará un primer mensaje a los españoles y a los europeos, el que transcribimos a continuación.

 

1º Mensaje con palabras de paz y amor dirigido al Pueblo Español y a todos los Pueblos del Viejo Continente, desde el
Palacio de El Pardo – Madrid

Transmitido por Radio Nacional de España
8 de Junio de 1947

Evita habla por radio desde El Pardo

 

«Amigos de España:

Abrumada de agradecimiento por vuestra gentileza, aquí estoy, pueblo de Madrid, corazón de España. No voy a cansaros. Mi mensaje es tan simple como profundo.

Mensajera de los afectos de mi pueblo, mensajera de reconocimiento, seré también mensajera de la paz que deseamos reine de una vez por todas, sobre todos los pueblos de la tierra.

Digo y repito que mi mensaje es simple, porque lo vierte una mujer, y porque representa, en mi voz argentina la suprema apelación al Altísimo para que derrame sobre todo el Viejo Continente un poco de paz y un poco de tranquilidad. La necesaria para crear. La necesaria para vivir. La necesaria para trabajar y producir para el hombre. La necesaria, en fin, para amar cada día más a nuestros semejantes y buscar su bienestar en un mundo mejor, más amplio, más lúcido, más cristiano, más unido y más pródigo.

No será este un mensaje más, por cierto, compañeros. Porque este es el mensaje de los trabajadores argentinos, de esas fuerzas proletarias que en esa tierra surgen y se organizan, no con la idea de la lucha fratricida que han practicado algunos pueblos sino con la idea de la paz y el trabajo constructivo y con la divina consigna de todos los tiempos: la de amarse los unos a los otros para erigir un mundo más feliz, más seguro, más tierno.

Invisto en este instante el pensamiento y la cálida emoción de mi esposo, el Presidente de los Argentinos y ello me hace traducirle esta mi profunda aspiración de paz y de trabajo, junto a mi palabra de consuelo para sus males y la suprema invitación a la generosidad y al bien, para que labren y moldeen sus patrias -como la nuestra- en una empresa de profundo y decisivo significado humano.

He dicho lo que sentimos en la nueva Argentina, en la que no hay diferencias y en donde las que pudieran existir irán desapareciendo día a día, conformando así una nueva sociedad. Deseo que, conjuntamente con mis votos de amor, llegue al Viejo Mundo -y sobre todo a esta España pródiga y solidaria- la palabra de mi reconocimiento porque de su trance provenimos todos los argentinos.

Digámosle a ese mundo, que fue el de los conquistadores y las colonizaciones, y al que la Humanidad todo le debe, que se acuerde de una vez por todas de volver por la defensa de los valores morales por los que se sacrificaron generaciones y generaciones; -que sepa ese Viejo Mundo- que sepáis vosotros españoles- que nosotros, los dignos descendientes de la hispánica tierra, estamos empeñados en devolverle un día, centuplicado, todo el bien que nos hicisteis, enarbolando la nueva bandera de una humanidad triunfante, con el trabajo y la paz.

Madrileños, os envuelvo en el estrecho abrazo que mi pueblo trabajador me dio para vosotros. Os participo su ternura desbordante por España y os confundo en mi corazón de mujer, sensible a la calidad de vuestro agasajo, al calor de vuestra hospitalidad y al maravilloso e inenarrable de vuestro fervor por mi país. ¡Hasta pronto!.»

 

Los acompañantes de Evita, quien contaba solo con 28 años… 

        Lilian Lagomarsino de Guardo (Guardo presidente de la Cámara de Diputados), mucho más que una acompañante. Su consejera y amiga, su protectora; su hermano Sr. Juan Duarte; su         confesor,  SJ. Hernán Benítez; el Dr. Francisco Alsina, médico personal; Dr. Francisco Muñoz Azpiri, quien colaborará en la redacción de sus discursos junto a Benítez; su peluquero Sr. Julio Alcaraz; Sras.  Asunta y Juanita, preparando su guardarropas;  Sr. Emilio Abras, fotógrafo de la presidencia; Cap. de Fragata Adolfo Gutiérrez y Tte. Coronel  Jorge  Ballofet como edecanes militares  y el Sr. Alberto Dodero quien financiará la gira por los demás países, exceptuada España.

 

 Siete días en Madrid

    Ese fue el total de días en que Evita prolongó su estadía por la capital española. No paró un segundo. Entre agasajo y agasajo, y entre visita y visita, se tomó el tiempo necesario para acercarse a      los humildes y a los trabajadores españoles, a quienes escuchó y dio su mensaje político y de amor, transmitiendo la solidaridad de los trabajadores argentinos para con los españoles.

    Asistió a una corrida de toros; se llevó a cabo una función en su honor de la obra cumbre de Lope de Vega, “Fuenteovejuna”; visitó El Escorial y la ciudad Universitaria; asistió a la Catedral de Madrid siendo recibida por el obispo de la capital; estuvo en la exposición de Artes Decorativas; se trasladó a Toledo y ahí visitó el Alcázar.

   Condecorada por Franco con la Gran Cruz de Isabel la Católica, en ese preciso instante y luego de agradecer la misma, lanzó un llamado a quien quisiera escucharla señalando sobre el peronismo: “La Argentina marcha hacia delante, porque es justa su consigna misma, y porque en la cruzada de su batalla por su pan y su salario, supo elegir entre la falsa democracia engañosa y la real democracia distributiva, donde las grandes ideas se llaman por nombre tan simple como esto: mejor paga, mejor vivienda, mejor comida, mejor vida….” (1) Borroni, Otelo y Vacca, Roberto, La vida de Eva Perón, Pag, 164, Ed. Galerna, 1970

Evita en Europa

Evita en Europa

“Dejo parte de mi corazón en España. Lo dejo para vosotros, obreros madrileños, cigarreras sevillanas, agricultores, pescadores, trabajadores de Cataluña, de Aragón del país todo. Lo dejo sí a vosotros! Este puente de hermandad inaugurado con mi paso por esta tierra de trabajo no quedará interrumpido. Que sepan todos los obreros de España que mientras en nuestros trigales hay una espiga, esa espiga será repartida con ellos en una solidaria expresión de cristiandad, de paz y de justicia social. Pensad vosotros que en la República Argentina el general Perón nada promete y todo lo da, haciendo el milagro de que en nuestro país haya menos pobres y menos ricos. Y retribuyendo la finísima gentileza del Caudillo y de su pueblo, diré adiós con este solo grito, repetido y voceado, pero tan recio y sonoro como el metal de una espada: ¡Viva España!”

 

Fragmento del discurso de Evita en Barcelona, 1947

 

Resultado y significado de su visita a España

Sin la menor duda, el impacto político y emocional para Evita, pueblo español y sus autoridades, fue realmente extraordinario y significativo. Algo sin duda perteneciente a la magia de su personalidad, a su aura y a la sensibilidad social y revolucionaria que transmitía e impregnaba a todos sus actos, movimientos  y contactos humanos con los españoles, hizo que la trascendencia de su visita conmoviese los cimientos de la sociedad que la cobijaba.

Pasó por encima de lo protocolar y de lo meramente político en términos de lo acordado previamente por ambos gobiernos. Se trascendió a si misma y habló de menos ricos y menos pobres, de justicia social y del protagonismo del Pueblo. Seguramente debe haber provocado más de un dolor de cabeza e incomodidad en las autoridades locales expresándose en esos términos, pero fue tanta la magnitud y grandeza de sus mensajes, que nada pudieron reprocharle, ni manifestarle enojo alguno. Simplemente Evita, pero en tierra española.

 

El Itinerario de su estadía en España

Por Guadalupe Gómez Ferrer ( )

 

Doña Eva Duarte de Perón a lo largo de esos catorce días que permaneció en España, recorrió 16 localidades españolas, y en cada una de ellas tuvo que multiplicar sus visitas a diferentes lugares: actos multitudinarios como el de la Plaza de Oriente, visitas a Ayuntamientos, Diputaciones, Catedrales, Basílicas, Monasterios, Palacios, Teatros, Fiestas, Corridas de toros, Fábricas, Centros sindicales, Hogares de Auxilio Social, fincas rústicas, lugares emblemáticos de la sección Femenina – como el del Castillo de la Mota donde se entrevistó y comió con la jefa de la Sección femenina, Pilar Primo de Rivera –, Campamentos del Frente de Juventudes… Y por supuesto, tuvo que asistir a numerosas comidas y cenas de gala ofrecidas por las diputaciones o corporaciones municipales de las diversas ciudades que recorría.

La sola enumeración de ellos da vértigo. Si a eso añadimos, los horarios apretados, las comidas y cenas a deshora, y los festivales nocturnos comenzados pasada la media noche, nos podemos hacer cargo, por una parte, del interés que España tenía de que la ilustre dama se llevara una idea de la realidad oficial española, del entusiasmo que el pueblo sentía por ella, y por tanto, por Perón y la Argentina, y por otra parte, el afán del Gobierno de que doña Eva experimentara el agradecimiento, respeto y hasta veneración que las máximas autoridades españolas incluidas su Caudillo sentían hacia una mujer, que representaba no solo a su esposo y a su patria sino a una tierra con la que se sentían profundamente hermanados y a la que querían demostrar su unión inquebrantable, no enturbiada por ambiciones políticas sino arraigada en un mismo espíritu, una común cultura y unas mismas creencias.

La idea de Hispanidad que había comenzado a abrirse paso en España a comienzos del siglo XX adquiría con la visita de Doña Eva su momento estelar.
Imposible dar cuenta del itinerario y de los actos a los que asistió Eva Perón. Haré solo una breve mención de ellos sin afán exhaustivo, para dejar constancia de lo que fue su estancia en nuestro país.

Al día siguiente de su apoteósica y lenta llegada a Madrid, tuvo lugar en la Plaza de Oriente una inmensa concentración popular de medo millón de personas, con el fin de acompañar y aclamar a doña Eva en un acto en el que le iba a ser impuesta la Gran Cruz de Isabel la Católica (El viaje de Eva Perón a España La Aljaba, segunda época, Volumen XVI, 2012) y (Arriba, 19 de junio de 1947).

Por la noche el Jefe del Estado ofreció a su huésped una comida de gala en el Pardo a la que asistieron el Gobierno en pleno y las más altas jerarquías del país, seguida de una velada artística en la que por las personas que actuaron –Lola Flores, Carmen Sevilla, Manolo Caracol – cabe presumir que fue un repertorio de la canción española (ABC, 10 de junio de 1947)-

Al día siguiente se trasladó a El Escorial, oró en la Basílica, recorrió el monasterio y a continuación se sirvió una comida a cuarenta invitados en el salón de Embajadores.

Visitó más tarde el campamento cercano del Frente de Juventudes donde izó las banderas española y argentina, recorrió sus instalaciones en medio de agasajos y aclamaciones, y partió para Madrid a las cuatro y media de la tarde, donde tras breves momentos de descanso en el Palacio del Pardo, se trasladó de nuevo a la capital para visitar el Mercado Nacional de la Artesanía en el que recibiría el homenaje de los artesanos españoles. Finalmente a las doce de la noche tuvo lugar en la Plaza Mayor un festival de Coros y Danzas, seguido por una ofrenda de los cincuenta trajes típicos, uno por cada provincia española (ABC, 11 de junio de 1947).

En la tercera jornada, el día, 11, la señora de Perón, acompañada por la esposa del Jefe del Estado – que no la abandonó en ninguno de sus viajes por Castilla – visitó Ávila, y en ella especialmente la catedral, el convento de Santo Tomás y la iglesia de Santa Teresa; para continuar viaje hasta el Castillo de la Mota, cuna de Isabel la Católica y corazón de la Sección Femenina, en cuyo patio del castillo recibió, al estilo medieval, el saludo de la fortaleza, y después del almuerzo que le ofreció Pilar Primo de Rivera Jefa de la Sección Femenina, asistió a un festival de Coros y Danzas. Posteriormente se encaminó a Segovia donde se detuvo brevemente para visitar el Acueducto romano, saludar a las autoridades, y corresponder a las ovaciones que le dispensaba la multitud.

Se dirigió después a La Granja de San Ildefonso (Segovia), en la que visitó el Palacio, y presenció el juego de aguas de las famosas fuentes. Finamente, ya entrada la noche, regresó a Madrid (Ya, 12 de junio de 1947).

El día 12 permaneció en la capital, con una apretada agenda tanto por la mañana como por la tarde, en la que acudió a una corrida de toros, a una cena de gala en el Salón de Tapices del Ayuntamiento y a una función en el teatro español para ver Fuenteovejuna, la inmortal obra de Lope de Vega (ABC, 13 de junio de 1947).

El día 13 visitó Toledo, donde fue recibida por el cardenal Primado, el general Moscardó y las autoridades locales, y tras la recepción y la comida que le fueron ofrecidas por la Sección Femenina y el Ayuntamiento respectivamente, realizo la obligada visita a la catedral y regresó a Madrid donde le aguardaba una apretada agenda que finalizaría con una fiesta de gala en el Retiro seguida de una cena fría a la que asistieron 1.200 invitados. (Guadalupe Gómez, Ferrer Morant La Aljaba 25 segunda época, Volumen XVI, 2012) y (Ya, 14 de junio de 1947).

Su última jornada en la capital de España estuvo repleta de visitas a lugares de carácter cultural y popular, habría que destacar la hecha a la institución sindical Virgen de la Paloma, en la que se llegaron a concentrar cien mil productores – es decir, trabajadores – que aclamaron a doña Eva, al Jefe del Estado y a su esposa (ABC, 15 de junio de 1947).

El domingo por la tarde, día 15, partió para Granada donde permaneció veinticuatro horas, ocupada en visitar lugares emblemáticos, recibir agasajos, comidas y, por supuesto la asistencia a una fiesta de danza gitana (ABC, 17 de junio de 1947).

Al día siguiente partió para la ciudad de Sevilla., donde fue recibida, como era costumbre, con un entusiasmo indescriptible. El Ayuntamiento le ofreció una cena de gala que fue seguida por una fiesta típica en la plaza de América.

A la mañana siguiente recorrió los lugares religiosos mas significativos Por la tarde acudió a la Fábrica de Tabacos donde recibió el homenaje de las Cigarreras y posteriormente asistió a una concentración campesina en la finca Las Torres, del Instituto Nacional de Colonización, y a la entrega de 2000 títulos a otros tantos colonos, es decir, a la entrega de títulos de propiedad.

Por la noche, después de una cena de gala en Capitanía, y tras un paseo por el barrio de Santa Cruz, en cuyas encrucijadas se situaron grupos de campanilleros como en el siglo XVII y grupos de cantaoras, se le ofreció un refrigerio en los jardines del Alcázar acompañado de una fiesta flamenca (La Vanguardia, 17 de junio de 1947).

Al día siguiente, doña Eva se desplazó a Huelva, se embarcó en una lancha que la condujo ante el monumento que conmemora el “raid” Palos Buenos Aires, y desde allí se dirigió a La Rábida, monasterio que guarda numerosos objetos conmemorativos del Descubrimiento de América. En él se hospedó Colón antes de partir para su viaje hacia el Nuevo Mundo (Ya, 19 de junio de 1947)

Al día siguiente salió para tierras gallegas. Comenzó su itinerario en Santiago de Compostela; en el Ayuntamiento la recibió el alcalde que le entregó la Medalla de Oro de la ciudad para su esposo, ofreciéndole a ella un broche de oro y piedras preciosas. Posteriormente se dirigió a la Catedral, para postrarse ante el apóstol, al que pidió fortaleza para el Caudillo español, para el Presidente de la Argentina, y para sus cooperadores en el Gobierno “para que sigan conduciéndoles por las rectas vías de la justicia social cristiana y de la paz y la prosperidad” (Ya, 20 de junio de 1947). A continuación, en la capilla de san Andrés fue entronizada la Virgen de Luján, y seguidamente presenció el funcionamiento del botafumeiro y el canto de las chirimías.

Pasadas las tres de la tarde le fue ofrecida una comida seguida por un festival de Coros y Danzas de la S.F., y acto seguido, doña Eva se trasladó a la explanada de la Residencia de Estudiantes (El viaje de Eva Perón a España, La Aljaba segunda época, Volumen XVI, 2012) donde plantó un árbol simbólico. A continuación salió de Santiago en automóvil para Pontevedra, ciudad a la que llegaría hacia a las nueve de la noche. Recibida con toda clase de honores por la Corporación municipal y debidamente obsequiada con una valiosa vajilla de la prestigiosa fábrica de Sargadelos, le fue ofrecido un vino español antes de proseguir su marcha para Vigo, donde fue también recibida por el pleno municipal y el obispo.

El veinte de junio, estuvo en una concentración marinera en Vigo, y posteriormente, acompañada del ministro de Marina y del Aire, a bordo del “Azor”, yate de su Excelencia dio un paseo por las rías, para regresar por mar a Vigo donde de nuevo le fue ofrecida por el Ayuntamiento una cena de gala y una verbena en el Club Náutico (ABC, 20 de junio de 1947).

El día veintiuno partió para Zaragoza, se dirigió al templo del Pilar, ofreciendo donde ofreció en un emotivo gesto los pendientes de oro y brillantes que llevaba puestos a la Virgen, asistiendo por la noche, en la Lonja, asistió a la cena de gala que le ofreció el Ayuntamiento.

La mañana del día veintidós la dedicó a recibir a varias Comisiones y a la colonia argentina de Zaragoza. Y por la tarde partió en avión para Barcelona, -última escala de su viaje (ABC, 22 de junio de 1947). Recibida por las más altas personalidades, la primera dama argentina, acompañada de doña Carmen Polo de Franco, y de los ministros del Aire, Industria, Trabajo, así como del Capitán general de la ciudad, y al son de los himnos argentino y español, revisó las fuerzas que le rindieron honores, en medio de continuas aplausos y ovaciones. A continuación, se acercó a la Catedral, – en la que junto a doña Carmen fue colocada, en la parte superior del templo, en el lado del Evangelio –, donde se cantó un solemne “Te Deum”, dirigiéndose a continuación la comitiva al palacio de Pedralbes. Tras la cena de gala que le fue ofrecida en el Palacio Municipal en cuya plaza se congregaba tal gentío que obligó a doña Eva a asomarse al balcón para manifestar su gratitud, terminó la velada en el parque de Montjuich donde se representó El sueño de una noche de verano de Shakespeare. (La Vanguardia, 25 de junio de 1947).

La jornada siguiente, aparte del viaje al Monasterio de Montserrat, cuna del catalanismo, la dedicó a asuntos personales y no es improcedente pensar que a un merecido descanso (La Vanguardia, 26 de junio de 1947).

Por fin, el día 26, día de su partida, tras un almuerzo en la intimidad con la familia Fanco, se organizó la comitiva que acompañaría a doña Eva al aeropuerto. A los acordes del himno nacional llegaron en un coche Eva Duarte y Francisco Franco, a la Plaza de España, lugar elegido para recibir la despedida de las diversas autoridades. El alcalde le entregó un ramo de rosas adornado con los colores nacionales y argentinos, expresándole su adiós, con estas efusivas palabras: “Excelentísima señora: En el momento de vuestra marcha de Barcelona os ofrendo estas flores para que su perfume sea el último recuerdo de vuestro triunfal viaje por España (Guadalupe Gómez, Ferrer Morant La Aljaba 27 segunda época, Volumen XVI, 2012). Y acto seguido, (“La Vanguardia”, 27 de junio de 1947) el coche emprendió la marcha hacia el Prat, “momento, en que, multiplicados increíblemente los vítores anteriores, la muchedumbre estalló en un unánime vítor que fue, en verdad, el auténtico y grandioso adiós de Barcelona.

En el aeropuerto el Caudillo acompañó a la esposa del general Perón al pie de la escalerilla del aparato que había de conducirle a Roma. Las últimas palabras de doña Eva al jefe del Estado español fueron, “Hasta pronto”. Y una vez cerrada la portezuela del avión, la ilustre dama continuó saludando con su pañuelo que en varias ocasiones acercó a sus ojos para contener las lágrimas.

( ) Borroni, Otelo y Vacca, Roberto, La vida de Eva Perón, Pag, 164, Ed. Galerna, 1970

 

( ) Guadalupe Gómez Ferrer Morant Universidad Complutense de Madrid

 

http://www.biblioteca.unlpam.edu.ar/pubpdf/aljaba/v16a01gomez.pdf

CONTINUAREMOS CON ESTE TRABAJO EN

PRÓXIMAS ACTUALIZACIONES

Comments are closed.