Primer Gobierno de Perón
LA FUNDACION EVA PERÓN
La Fundación Eva Perón y la Justicia Social
Cuando comenzamos este trabajo, decíamos que la justicia social era uno de los objetivos del proyecto de la Fundación Eva Perón. Fue su justificación histórica.
Las realizaciones que se concretaron, desde la primera hasta la última, tenían el propósito de restituir al pueblo todo aquello que se le había quitado. De otorgarle todo lo que por el simple hecho de ser portador de la condición humana, le correspondía por derecho natural. No lo entendían así aquellos que lo habían explotado desde siempre. El momento había llegado y había que hacer. Reparar, restañar, crear, fundar, otorgar, dar, en fin, hacer justicia.
La justicia social que el peronismo supo instaurar, llegaba a los argentinos por diferentes vías, tantas como sea posible pensar que se debe y se puede hacer justicia con un ser humano.
Distribuir equitativamente las riquezas fruto de su trabajo; legislar y hacer cumplir las leyes que protejan al trabajo y los intereses del pueblo; proveer la posibilidad de participar política y socialmente a todos los integrantes de la comunidad y recibir y disfrutar de aquellos bienes y servicios que el estado moderno debe poner a su alcance. Todo eso era y es justicia social y su negación es la injusticia social.
Como queda dicho, diferentes eran las vías para hacerle llegar estos beneficios al pueblo. La Fundación Eva Perón fue una de ellas, no la única. De singular y trascendente importancia, tanto por la envergadura y alcance de sus acciones, como por los valores éticos cristianos que puso en práctica y por lo que resultó ser como organización popular al margen de la estructura del estado. Y en este último punto, cabe decir que dentro del ordenamiento de los temas de nuestra pagina, hemos optado por ponerla entre las acciones del 1º gobierno de Perón, a pesar de que no dependía de ningún estamento estatal, porque su creación y desarrollo obedecen a un plan estratégico general del movimiento nacional conducido por Perón iniciado en 1943 y que ya iniciado el período gubernamental, pueden darse las mejores condiciones para su nacimiento.
Hemos analizado los propósitos y valores que se pusieron en juego mediante el desarrollo de la asistencia social por parte de las sociedades de beneficencia. Sabemos como el liberalismo apuntalaba y estaba detrás de todo ese proceso. La Revolución Justicialista debía operar revolucionariamente también en este terreno. Así nació la Fundación Eva Perón.
Evita y la Sociedad de Beneficencia
Intervención de la Sociedad de Beneficencia de la Capital
Los primeros tiempos
Dos fotogramas de la película “Perón sinfonía del sentimiento”
de Leonardo Favio.
«Perón me ha enseñado que lo que yo hago a favor de los humildes de mi Patria no es más que justicia. No es filantropía, ni es caridad, ni es limosna, ni es solidaridad, ni es beneficencia. Ni siquiera es ayuda social, aunque por darle un nombre aproximado yo le he puesto ese. Para mí es estrictamente justicia. Lo que más me indignaba al principio de la ayuda social, era que la calificasen de limosna o beneficencia.» Evita (1)
La creación de esta herramienta fundamental para el cumplimiento de la justicia social, tiene un antecedente histórico insoslayable e imposible de omitir. En efecto, el 21 de octubre de 1943 y mediante el decreto Nº 12311, se crea la Dirección Nacional de Salud Pública y Asistencia Social. Estamos a seis días de que el Coronel Perón se haga cargo del Departamento Nacional de Trabajo, luego Secretaría de Trabajo y Previsión. Nada casual, por el contrario, es la primera medida de fondo que llevará pocos años más tarde, al definitivo desmantelamiento de las estructuras de la beneficencia en manos de la oligarquía.
Esta nueva Dirección Nacional va a depender del Ministerio del Interior y tendrá bajo su órbita al Departamento Nacional de Higiene, a la Comisión Asesora de Asilos y Hospitales Regionales, al Instituto Nacional de Nutrición,ala Sociedad de Beneficencia,al Registro Nacional de Asistencia Social, a la Dirección de Subsidios, a los Organismos de Salud Pública y a la Comisión Nacional de Ayuda Escolar. Todo ello involucraba obviamente a todas las instituciones del interior del país que eran similares a la Sociedad de Beneficencia de la Capital. Una medida clara y contundente que preanunciaba otros tiempos por venir.
Llegado Perón al gobierno, la situación debía tener un desenlace, como no podía ser de otro modo.
Las damas oligarcas, herederas de aquellas “linajudas” de Rivadavia, estaban, como bien podían advertir ellas mismas, en el final de un camino. Habiéndose ya puesto las sociedades de beneficencia directamente bajo la dirección operativa de un organismo estatal, entendían que los días estaban contados. El signo político del nuevo gobierno era rotundamente opuesto a sus pensamientos y acciones. El antagonismo con la oligarquía era definitivo. Era una cuestión de supervivencia de uno o de otro.
Esto se percibía claramente, de modo tal que intentaron una desesperada maniobra consistente en “captar” a Evita. El resultado de la misma dio lugar a una interpretación que algunos años después tuvo la escritora Mary Main, afirmando esta en su libro “La mujer del látigo”, que Evita habría concurrido a una reunión donde la oligarquía femenina le habría ponderado su acción social, pero al mismo tiempo le negó; por su juventud el acceso a la presidencia honoraria de la Sociedad, habitualmente reservado para la esposa del presidente, la“primera dama”en el tradicional lenguaje oligarca. Como da cuenta esta interpretación, Evita les habría ofrecido para tal cargo a su madre en lugar de ella misma…
Hasta acá el relato de esta escritora, pero resulta que no hay en su redacción referencia testimonial alguna,(2)por lo que debe pensarse que, como sucede muchas veces a partir de un dato sin confirmación, o que, introducido por motivos literarios o políticos-ideológicos, se construye un supuesto hecho histórico sin ningún asidero que luego se instala como cierto, pero que en realidad es un mito y nunca sucedió. Es lo que aconteció con este relato. El mismo fue retomado e instalado como verdad histórica por historiadores, guionistas de cine y literatos.
Retomaron este supuesto diálogo entre Evita y la damas de la oligarquía, Tomás Eloy Martínez en “Santa Evita”; Abel Posse en “La Pasión según Eva” (dos novelas históricas donde por su propia naturaleza los datos históricos no son rigurosos); en la película de Juan C. Desanzo, “Eva Perón”, con guión de Juan Pablo Feinmann, en la que este no se cansa de manipular la historia para sostener su Evitismo anti- Perón; en el musical interpretado por Nacha Guevara y tantos otros. Seguramente ha sonado muy bien a los oídos de los peronistas, pero la realidad es que nunca existió tal hecho.
Otros dos trabajos dan por tierra la versión. Ellos son: el de Donna Guy sobre “La verdadera historia de la Sociedad de Beneficencia”,(3)y el de Marysa Navarro, una de las biógrafas de Evita, en “Evita, mitos y representaciones”.(4)
Pero para nosotros mucho más certeros e inapelables son otros dos testimonios, uno el que menciona Fermín Chávez y el otro el de la propia Evita.
En el primero, Fermín Chávez recoge elsiguiente relato que el Dr. Leloir hiciera al Dr. Esteban Rey:“Como es sabido, existía un conflicto que tomó estado público y que culminó con la intervención de la Sociedad por el gobierno peronista. El doctor Leloir, quien era pariente de la última presidenta de la Sociedad, se hizo eco de la preocupación de las Damas en el sentido de no quedar manchadas para la posteridad, por todo lo que se decía de ellas. Así fue portador de una invitación para que Evita visitara, acompañado por él a su parienta… Estaban presentes las damas integrantes de la última comisión directiva de la Sociedad. La reunión fue muy tensa, al principio, pero la modalidad jovial y compradora de Evita ganó a las Damas mientras se servía el té tradicional… La Presidenta… luego de manifestarle su satisfacción por lo que estaba sucediendo, le dijo: ‘Señora, hemos pensado apoyar a partir de ahora su trabajo y, para empezar, acabamos de programar una partida de bridge en el Plaza…’ No pudo terminar la frase. Cortante, Eva Perón se puso de pie y les dijo: ‘¡Eso no! Han de saber ustedes que en este país se ha terminado para siempre el tiempo en que el dolor de los pobressirve de entretenimiento de los ricos. ¡Buenas tardes, señoras!’.(5)A su vez, la propia Evita dice lo siguiente:“Yo lucho contra todo privilegio de poder o de dinero. Vale decir contra toda oligarquía, no porque la oligarquía me haya tratado mal alguna vez.
…¡Por el contrario! Hasta llegar al lugar que ocupo en el Movimiento Peronista yo no le debía más que ‘atenciones’. Incluso algún grupo representativo de damas oligarcas me invitó a integrar sus altos círculos.”(6)
El relato que transcribe Fermín Chávez es consistente con el testimonio de Evitay el tema creemos no da para más, excepto que por último falte decir que las posiciones ya no tendrán retorno posible, especialmente después de que sea intervenida la Sociedad y que la acción de Evita despegue rumbo a la justicia social.
Intervención de la Sociedad de Beneficencia
El 6 de septiembre de 1946 y mediante el decreto Nro.9414/46 es intervenida la Sociedad de Beneficencia de la Capital Federal.Concluye de este modo el proceso iniciado en 1943 y la brevísima y tajante reunión de Evita con las damas de la Sociedad, que, como quedó demostrado no podía tener otro final que el tuvo.
Finalmente en 1948 y ahora mediante la ley nacional Nro. 13.341 sancionada el 28 de septiembre de ese año, todos sus bienes, conjuntamente con su personal, derechos y obligaciones, se transfieren a la Dirección Nacional de Asistencia Social, que hereda las funciones de aquella que se había creado en 1943, ahora con fuerza de ley.
El ciclo de una concepción y de una práctica, la de la limosna, y de la oligarquía a cargo de esa política, quedaba cerrado.
Los comienzos
Evita recorre los lugares más comprometidos con la pobreza
“Las Delicias”
Cruzada de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón
A partir del 4 de junio de 1946, Evita va a relevar incesantemente las necesidades populares. Estará personalmente en muchos puntos del país, allí donde sea necesario ver la verdadera situación del pueblo doliente. Esto le permitirá tener una dimensión real y ajustada de los problemas y de las posibles soluciones.
Mientras se desarrolla la organización del plan general de gobierno y su ejecución, ella asistirá, desde ese mismo momento, a todas las urgencias de los más desprotegidos. Al decir de Perón,“Sin duda el peronismo no hubiera sido el mismo sin Eva Perón. Ella puso la cuota de amor y de fanatismo que necesitan las grandes causas. Mientras yo ponía los ladrillos, construía la casa grande que nos iba a cobijar a todos, ella abrigaba a los que estaban afuera para que no se murieran de frío esperando para entrar.”(7)
¿Cómo fue que comenzó la acción social conducida por Evita? De un modo ciertamente precario. Una cuestión era la visión que le otorgaba su presencia en distintos puntos y lo que con ello fue prefigurando para luego realizar una organización de vastos alcances y muy completa por cierto en sus prestaciones. Pero además, tanto en sus viajes como en sus recorridos por los barrios de Buenos Aires, Evita desde el primer momento en que cargó sobre sus hombros estamisión, puso sin más trámites en manos de los más necesitados, aquellos bienes y servicios que eran más urgentes.
Así fue como en la propia residencia presidencial, empezó a acopiar distintas mercaderías que en un principio pagó con su propio dinero para obtenerlas. Rápidamente se corrió la novedad y especialmente los sindicatos comenzaron a enviar alimentos, medicinas, vestimentas y calzado.
La operatoria fue muy simple: ordenadas y clasificadas todas esas mercaderías, eran distribuidas tanto en la propia residencia presidencial como en las recorridas que Evita hacía por los barrios más humildes.
Dice Evita:“Primero atendí personalmente todo. Luego tuve que pedir auxilio. Y por fin me vi obligada a organizar el trabajo que en pocas semanas se hizo extraordinario.”(8)
Debe saberse también que, además de las aproximadamente 3.000 cartas diarias que llegaban a la residencia pidiendo ayuda, también todos los días la gente más necesitada formaba largas filas en el lugar para recibir una contribución y que Evita siempre pensó que en realidad era una restitución, un acto de justicia. Perón y Evita cumplían.
El primer lugar de trabajo para organizar las entregas fue, como decimos, la propia residencia presidencial, más exactamente un garaje de la misma.
En ese lugar Evita ayudada por el cocinero Bartolo, por los mozos Sánchez y Fernández y la mucama Irma, todos ellos de la residencia y por Atilio Renzi intendente de la misma, clasificaban y embolsaban según el rubro todo lo que fuera alimentos, ropa y calzados.
Relatan los testimonios orales que una vez se acercó Perón al lugar y su impresión fue tal, que lo expresó de este modo refiriéndose a los productos nuevos y sin uso que se clasificaban:“Son una verdadera delicia para los necesitados…”.De más está decir que el sitio fue bautizado como “Las Delicias”.El primer espacio físico desde donde se impartió la ayuda social,“por darle un nombre aproximado…”, como dice Evita.
Así fueron los comienzos de la Fundación Eva Perón.
De este modo se recordaría en las futuras instalaciones de la Fundación Eva Perón,
el nombre y el lugar desde donde se inició esta gigantesca obra.
En 1947 Evita parte a Europa para visitar varios países. (Daremos cuenta de este viaje por separado).
Una de las cosas que pudo observar fue como estaba organizada la ayuda social en esos mismos países. Dejemos que ella misma de su testimonio:
“Cada vez que se me presentó la ocasión o aun buscándola secreta o públicamente, visité cuanta obra social me fue posible. Hoy, a tres años de aquel viaje… puedo decir que, salvo algunas excepciones, en aquellas visitas de aprendizaje conocí todo lo que no debía ser en nuestra tierra una obra de ayuda social. Los pueblos y gobiernos que visité perdonarán esta franqueza mía tan clara, pero tan honrada.
Por otra parte, ellos -pueblo y gobierno- no tienen la culpa. El siglo que precedió a Perón en la Argentina es el mismo siglo que los precedió a ellos.
Las obras sociales de Europa son, en su inmensa mayoría, frías y pobres. Muchas obras han sido construidas con criterio de ricos… y el rico, cuando piensa para el pobre, piensa en pobre. Otras han sido hechas con criterio de Estado: y el Estado sólo construye burocráticamente, vale decir con frialdad en la que el gran ausente es el amor.”(9)
Al regresar de su gira por Europa, Evita creó la primera forma orgánica de la ayuda social a la que llamó Cruzada de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón. Poco después, el 19 de junio de 1948 y mediante el decreto Nº 20.464/48, se creó la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, que luego a partir del 25 de septiembre de 1950 se llamará simplemente Fundación Eva Perón.
Por el decreto N° 20.564 del 8 de julio de 1948 se le concedió personería jurídica y se aprobó su Estatuto.
Una herramienta revolucionaria
Una organización libre del pueblo
Decimos una herramienta revolucionaria, porque tal como lo explica personalmente Evita, la Fundación no pertenecía como dependencia a ningún organismo oficial del estado. Esto significaba que su propia organización estaba por fuera del mismo y en ese sentido era una Organización Libre del Pueblo.
“Recuerdo que alguna vez pensamos si era o no conveniente que fuese yo quien realizase la tarea, o mejor tal vez algún organismo del Estado. Y fue el mismo Perón quien me dijo: ‘Los pueblos muy castigados por la injusticia tienen más confianza en las personas que en las instituciones. En esto, más que en todo lo demás, le tengo miedo a la burocracia. En el gobierno es necesario tener mucha paciencia y saber esperar para que todo marche. Pero en las obras de ayuda social no se puede hacer esperar a nadie”. (10)
Lo que debe advertirse en este punto, es que el peronismo había inaugurado una nueva forma orgánica político-social. Dejaba atrás al“artículo de museo” que constituíany constituyen hoy mismo los partidos políticos,para dar cabida a la forma movimiento. Esta, por ser más amplia y más profunda, daría cabida a instituciones como la Fundación, que conducida por Evita cumplía con la tarea de realizar gran parte de la justicia social. Esa era la misión de la Fundación.
Cuando ella se refiere a que es un puente de amor entre Perón y el Pueblo, está diciendo precisamente eso. A través de la Fundación y de todo su accionar Evita va cumplir con esa misión y su ubicación dentro del dispositivo orgánico del Movimiento Peronista así lo demuestra.
¿Que hacía el estado? Lo que cualquier estado moderno debía hacer. Debían hacer, no es que lo hicieran hasta ese entonces. Pero el peronismo sí se cumplió. El estado apoyaba la gestión y la obra de la Fundación, no la conducía. Los estados y ya en tiempo presente, deberían tener esto muy claro. En rigor lo tienen, pero reconocerlo llevaría, a estos aspirantes eternos a manejar el estado, a admitir que no tienen el monopolio de las decisiones y de las acciones. La Fundación Eva Perón fue revolucionaria tanto por esto, como porque sus acciones llegaron hasta el último de los argentinos que necesitara de su ayuda social. (“por darle un nombre aproximado…”)
Un extracto de su estatuto
Como toda institución, la Fundación Eva Perón tenía su estatuto. Un simple extracto del mismo da una idea muy precisa de los alcances y dimensiones de su accionar.
1-Prestar ayuda pecuniaria o en especies; facilitar elementos de trabajo; otorgar becas para estudios universitarios y especializados a toda persona carente de recursos que así lo solicite y que a juicio de la Fundación merezcan ser otorgados.
2-Construir viviendas para su adjudicación a familias indigentes.
3-Crear y/o construir establecimientos educacionales, hospitalarios, recreativos o de descanso, y/o cualesquiera otros que permitan una mayor satisfacción a los elevados fines que persigue la institución.
4-Construir establecimientos benéficos de cualquier índole, los que podrán ser transferidos, con o sin cargo, al Estado Nacional, Provincial o Municipal.
5-Propender, contribuir o colaborar por todos los medios a su alcance a la realización de obras de interés general y que tiendan a satisfacer las necesidades esenciales para una vida digna de las clases sociales menos favorecidas.
Dos fotogramas de la película “Perón sinfonía del sentimiento”, de Leonardo Favio
“Las tardes de la ayuda social”,como las llamaba Evita. En ellas atendía personalmente a los necesitados, donde ocurrían entre otras tantas y tantas cosas, lo siguiente:“la mayoría de la gente me expone sus problemas en voz alta, pero casi siempre en cada audiencia, hay un poco de ‘secreto’. Entonces me dicen las cosas en voz baja, casi al oído, y muchas veces, llorando.”(11)
El segundo fotograma es una extraordinaria realización artística de Leonardo Favio,
que expresa a la perfección lo que narra Evita.
«Que nadie se sienta menos de lo que es, recibiendo la ayuda que le presto. Que todos se vayan contentos sin tener que humillarse dándome las gracias.
Por eso inventé un argumento que me resultó felizmente bien: -Si lo que yo doy no es mío, ¿por qué me lo agradecen? Lo que yo doy es de los mismos que se lo llevan. Yo no hago otra cosa que devolver a los pobres lo que todos los demás les debemos, porque se lo habíamos quitado injustamente. Yo soy nada más que un camino que eligió la justicia para cumplirse como debe cumplirse: inexorablemente.» (12)
Bibliografía y Documentación de apoyo
1. |
Perón, Eva-La Razón de mi vida, Ed. Peuser, 1954, pags. 181-183 |
2. |
Main, Mary-La mujer del látigo: Eva Perón, Ed. La Reja, 1956, pags.71-72 |
3. |
Donna, J. Guy-La verdadera historia de la Sociedad de Beneficencia, en La política social antes de la política social, Moreno, José Luis, Trama Editorial/Prometo Libros, 2000 |
4. |
Navarro, Marysa,-Evita, mitos y representaciones, F.C.E., 2002 |
5. |
Chávez, Fermín- Eva Perón Sin Mitos, Ed. Teoría, 1996, pags. 189-190 |
6. |
Perón, Eva-Ob. cit., pag. 213 |
7. |
Perón, J. D. en Perón sinfonía del sentimiento, película de Favio, Leonardo. 1999 |
8. |
Perón, Eva-Ob. cit. pag. 166 |
9. |
Ibidem, pags. 224-225 |
10. |
Ibidem, pag. 166 |
11. |
Ibidem, pag. 177 |
12. |
Ibidem, pag. 183 |