Análisis del ensayo Nuestra América y del discurso del presidente Perón
en La Escuela Nacional de Guerra.
Introducción
Nuestra América es una de las publicaciones más analizadas y abordadas de los ensayos de Martí; es muy poderoso, deja mucha tela que cortar y a pesar de sus 126 años es hoy muy vigente.
Es vigente porque la unidad latinoamericana que profesa Martí no es una realidad; y mucho menos hoy que gobiernos liberales vuelven a ocupar los poderes ejecutivos de varias naciones sudamericanas rompiendo con los caminos de integración iniciados la década pasada. El neoliberalismo avanza en Argentina, Brasil y Méjico, Colombia, Perú entre otros.
A pesar de los muchos errores que se le pueda atribuir a los gobiernos de Hugo Chávez, Lula da Silva, Néstor Kirchner, Salvador Correa y Evo Morales, sus políticas de integración regional rompieron con todo lo que durante décadas se venía haciendo en Sudamérica; se le dio la espalda al gigante de las siete leguas y se buscó un camino de integración regional.
Lo cierto es que el camino de integración latinoamericana siempre fue un sueño trunco, y los presidentes anteriormente mencionados no fueron los pioneros en realizar el intento. Hace siete décadas atrás, durante las presidencias de Juan Domingo Perón, proyectos de integración fueron puestos en marcha logrando excelentes resultados y estrechando lazos como hacía mucho tiempo no se veía por nuestra región. Uno de ellos en particular, fue el ambicioso “Proyecto ABC” que buscó la unión política y económica entre las naciones de Argentina, Brasil y Chile.
La estratégica unión latinoamericana del pensamiento peronista rescata la esencia de la filosofía martiana de unidad; reconociendo que sólo en unidad nuestras naciones podrán ser fuertes, que solo en unidad lograrán resistir el embate de los Estados Unidos y de toda potencia imperialista, y que sólo en unidad verdadera y permanente, nuestros pueblos lograrán la felicidad y prosperidad.
José Martí publica en La Revista Ilustrada, el ensayo “Nuestra América” el 1 de enero de 1891 en la ciudad de Nueva York. El mismo forma parte de la producción literaria que Martí desarrolló cuando vivió en los Estados Unidos y, nace en un contexto en que los países latinoamericanos ya se han liberado de las metrópolis ibéricas, pero ahora se ven amenazadas por otras potencias de viejo continente y por el naciente poderío del gigante del norte.
El 11 de noviembre de 1953 el presidente Juan Domingo Perón, pronuncia un discurso en la Escuela Nacional de Guerra donde plantea la imperiosa necesidad de seguir estrechando vínculos con los países hermanos y da a conocer el avance de un proyecto que busca la alianza político económica con las naciones de Brasil y Chile que dio a conocer como Proyecto A B C.
Ambas producciones tienen como objetivo el análisis crítico de una situación histórica, y a partir de ello, formulan propuestas para lograr un cambio social para el beneficio de nuestros pueblos. Ambas producciones van en sintonía en muchas de las temáticas que abordan y el análisis de las mismas es lo que se pretende a continuación.
Comienza Martí su ensayo con palabras de advertencia “Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos”. Las históricas rencillas de países hermanos deben terminar, porque “ahí afuera” hay países imperialistas que todo lo engullen. La historia nos ha demostrado que lamentablemente, las naciones más poderosas oprimen a las más débiles para adueñarse de sus recursos y riquezas y Martí exhorta a nuestros pueblos a despertar ante esta amenaza.
Las inmensas riquezas no explotadas de nuestra tierra, que son nuestra aparente ventaja frente a otras regiones del mundo; representan también un peligro y así lo deja ver Perón: “Es indudable que nuestro continente, en especial Sudamérica, es la zona del mundo donde todavía, en razón de su falta de población y de su falta de explotación extractiva, está la mayor reserva de materia prima y alimentos del mundo. Esto nos indicaría que el porvenir es nuestro y que en la futura lucha nosotros marchamos con una extraordinaria ventaja a las demás zonas del mundo”.
“Pero precisamente en estas circunstancias radica nuestro mayor peligro, porque es indudable que la humanidad ha demostrado (a lo largo de la historia de todos los tiempos) que cuando se ha carecido de alimentos o de elementos indispensables para la vida, como serían las materias primas y otros, se ha dispuesto de ellos quitándolos por las buenas o por las malas, vale decir, con habilidosas combinaciones o mediante la fuerza.”
“Nosotros estamos amenazados a que un día los países superpoblados y superindustrializados (Los gigantes de siete leguas de los que nos advierte Martí), que no disponen de alimentos ni de materia prima, pero que tienen un extraordinario poder jueguen ese poder para despojarnos de los elementos de que nosotros disponemos”.
Al igual que el poeta cubano en su ensayo, Perón en su discurso lo primero que hace es plantear una situación que, dada las circunstancias, pone en peligro a la región. Y también en sintonía con Martí, exhorta a la unidad de los pueblos hermanos, para afrontar esa amenaza.
Dice Martí, “Lo que quede de aldea en América ha de despertar.”
“Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los que enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una, las dos manos.”
“¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.”
El ensayo, fiel a la filosofía de Martí (es un hombre de letra y de acción), no se contenta con abrir los ojos de los hermanos latinoamericanos, sino que también los exhorta a la acción, a tomar medidas para contrarrestar esta amenaza, a estar unidos para triunfar sobre la adversidad. En este sentido es muy similar a la filosofía de gobierno de Perón, que es pragmática y busca siempre concretar en la medida de lo posible las ideas y proyectos.
Dice Perón en su discurso “Es esa circunstancia la que ha inducido a nuestro gobierno a encarar de frente la posibilidad de una unión real y efectiva de nuestros países, para encarar una vida en común y para planear, también, una defensa en común.”
Es en esta oportunidad cuando pronuncia su célebre frase “Pienso yo que el año 2000 nos va a sorprender o unidos o dominados”. Tristemente el augurio de Perón se cumplió en su parte negativa. Durante la década de los noventa la mayoría de los países latinoamericanos consolidaron las bases del modelo neoliberal, el cual habían comenzado a instaurar en la década de los ochenta con las llamadas reformas de primera generación, asociadas al ajuste ortodoxo. El año 2000 encontró a nuestros países más concentrados en relacionarse con Estados Unidos, Europa y el capital extranjero, que con sus hermanos de la región.
Para que la unión sea genuina y duradera, Martí y Perón tienen muy en claro que esta debe enraizar en el pueblo. Una vez que la idea se convierta en un ideal común, los pueblos no lo olvidaran y buscaran que sea el norte de las acciones de sus gobiernos. Gobiernos que deben pensar de manera regional e integracionista, aplicando políticas nacidas de las necesidades y la idiosincrasia de sus pueblos.
Advierte Martí acerca de los gobiernos: “El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país. Por eso el libro importado ha sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico.”
¡Cuánta verdad! Y lamentablemente cuanta realidad padecida en nuestras tierras. Los gobiernos latinoamericanos desde fines del Siglo XIX han adoptado políticas importadas desde Europa y los Estados Unidos. Han gobernado dejando de lado nuestra esencia y naturaleza, tratando de erradicarla y sustituirla por el ser europeo siempre superior ante sus ojos. Estas fueron las políticas de los fundadores del Estado liberal en nuestro país y el resto de América.
Los gobiernos de la aristocracia ilustrada y terrateniente de Latinoamérica se rigieron bajo el supuesto de que ellos eran os únicos iluminados para gobernar y emprendieron una guerra para imponer la “civilización”, en contra de la “barbarie” de las costumbres y la idiosincrasia autóctona y no europea.
Ante el supuesto de lucha entre “la civilización y la barbarie”, Martí responde que “No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza.”
Las políticas y los políticos formados sólo en el extranjero y los que pertenecen a una clase social alta que desconocen las distintas realidades del país, han siempre de fracasar, porque no responden a las verdaderas necesidades del pueblo.
Dice Martí acerca de esto: “En la carrera de la política habría de negarse la entrada a los que desconocen los rudimentos de la política. El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive. En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país.”
Cuanta verdad en estas palabras, y cuan vigentes en la Argentina de hoy, donde candidatos express provenientes del mundo del espectáculo y del deporte, aprovechan su popularidad mediática y forman parte de listas partidarias sin conocer otra realidad que a del ámbito donde se han desenvuelto.
Perón en su discurso también hace hincapié en la importancia de que los gobiernos deben siempre responder a la voluntad y necesidades de sus pueblos, pero no se fía de que esto siempre sea así. Por eso afirma que el ideal de unidad y hermandad latinoamericana, debe ser trabajado para que arraigue en los pueblos, porque los gobiernos cambian y así también sus políticas.
“Creo también que en la solución de este grave y trascendente problema cuentan los pueblos más que los hombres y que los gobiernos.”
“Habría que actuar más efectivamente, influyendo no a los gobiernos, que aquí se cambian como se cambian las camisas, sino influyendo a los pueblos, que son los permanentes, porque los hombres pasan y los gobiernos se suceden, pero los pueblos quedan.”
“Por eso seguimos trabajando por estas uniones, porque ellas deberán venir por los pueblos.”
“Nosotros tenemos muy triste experiencia de las uniones que han venido por los gobiernos.”
Lo importante es lograr la unión desde los pueblos dice Perón, y esto es algo que aún no ha sucedido con la suficiente fuerza; es por eso que este ideal está inconcluso. Nuestra realidad cotidiana así lo deja ver. Poco a poco los vínculos económicos, políticos y culturales que se fueron construyendo durante los últimos 12 años están comenzando a desaparecer, porque no son política de Estado de muchas de las actuales presidencias en Latinoamérica.
Conclusiones
Las presidencias neoliberales históricamente se han inclinado por estrechar vínculos con países del norte, y las bancas presidenciales que estos ocupan se han incrementado en nuestra región.
En el último año y medio fueron electos el empresario Mauricio Macri en Argentina, el exbanquero Pedro Pablo Kuczynski en Perú y asumió en Brasil un gobierno de centroderecha encabezado por Michel Temer, tras la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en un juicio político. También es grande la posibilidad de que esta fuerza siga creciendo. En el mes de noviembre, Chile celebra comicios electorales para definir quién ocupará el poder ejecutivo del país y es muy fuerte la candidatura del ex presidente y empresario de derecha Sebastián Piñera.
El panorama no es el más alentador, pero ¿Cuándo se dijo que esto era tarea fácil? Lo importante es no claudicar y seguir aferrados a ese sueño.
Una vez que la idea de unión eche raíces en nuestros pueblos de manera efectiva, sólo será cuestión de tiempo para verlo realizado. Los gobiernos que asciendan no podrán dar la espalda a esa idea que vive en el pueblo y que es anhelo del pueblo. Tampoco podrán borrarla por mucho que se esfuercen, porque las ideas son a prueba de balas y vencen al tiempo y la represión. Si no fuera así, no estaríamos hoy, a más de 200 años desde nuestra independencia, hablando de la Patria Grande y el sueño de unidad los libertadores San Martín y Bolívar. No estaríamos enarbolando los ideales latinoamericanistas de Martí y revisando su extensa y riquísima obra. No estaríamos hablando de uno de los pocos presidentes argentinos que tomaron el ideal de unidad latinoamericana como política de estado y que trazaron planes para convertirlo en una realidad concreta.
Para finalizar con el análisis, me parecen muy acertadas las palabras con las que el presidente Perón cerraba su discurso aquel 11 de noviembre donde reconocía que la tarea no está cumplida y debemos seguir trabajando para que sea una realidad.
“Lo único que hay que vencer son intereses; pero cuando los intereses de los países entran a actuar, los de los hombres deben ser vencidos por aquellos; ésa es nuestra mayor esperanza.
Hasta que esto se produzca, señores, no tenemos otro remedio que esperar y trabajar para que se realice: y esa es nuestra acción y esa es nuestra orientación”.
Bibliografía
Martí, José. Nuestra América. Editorial Losada, Buenos Aires.
Perón, Juan Domingo. América Latina ahora o nunca. Punto de Encuentro, Buenos Aires, 2009.
https://historiadelperonismo.com
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/osal/osal27/14Marti.pdf
http://www.lagazeta.com.ar/unionlatinoamericana.htm