Segundo Gobierno de Perón

 

EL 2º PLAN QUINQUENAL

1953-1957

(Interrumpido en 1955 por la contrarrevolución llamada Revolución Libertadora)

 

La economía social

 

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Presidente de la Nación Gral. Juan D. Perón

 

 

«Un plan de gobierno no es en sí una obra de arte. La obra de arte está, precisamente, en realizarlo».J.D. Perón

 

 

 

 

Sanción de la Ley 14.184

El valor de la planificación

Los liberales vuelven a mentir

La organización integral de la comunidad en sus sectores básicos social, económico y político.

 

 

 

 

Mediante la ley 14.184 se aprobaba el 2º Plan Quinquenal del gobierno del general Perón. Dicha ley fue sancionada por el Congreso Nacional el 21-12-1952 y promulgada por el P.E. el 29 del mismo mes. El 30-01-1953 era publicada en el Nro. 17.327 del Boletín Oficial.

 

 

 

 

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Perón explica en el Congreso Nacional el contenido del

2º Plan Quinquenal

 

 

Nuevamente el Justicialismo recurría a la planificación para alcanzar los grandes objetivos nacionales. Nuevamente sería impugnado por las voces del liberalismo precisamente por tratarse de una planificación. Y nuevamente decimos en nuestro trabajo que esa impugnación fue mentirosa e hipócrita, porque cuando el liberalismo la objeta lo hace porque de lo se trata es de planificar las grandes políticas para el pueblo.

Detrás de la doctrina liberal, que impulsa hace dos siglos el supuesto libre juego de los factores económicos sin mayor intervención de los estados, de lo que se trata es de la existencia de una burda mentira, porque ni esa intervención es menor, ni el supuesto libre juego de las fuerzas económicas es tal, ya que en realidad está planificado y controlado por los factores de poder concentrados para sus propios intereses y no en respuesta a las necesidades de los pueblos. El estado en esos casos planifica, o simplemente deja hacer o se adapta a los intereses del gran capital. Por lo tanto el liberalismo también planifica, pero para muy pocos y sobre el sacrificio de las mayorías. Esta fue la discusión en 1952, como la había sido antes y como lo fue después.

Había concluido el 1º Plan Quinquenal 1947-1951, fruto también de una planificación con la información existente y con la rapidez que hubo de hacerse en 1946. Ambos factores no habían podido ser elaborados y controlados lo suficiente para concluir con una planificación aún superior.

Sin embargo el éxito que tuvo fue contundente y permitió apuntalar y desarrollar la Independencia Económica en el primer período de gobierno y además, sobre él, expresaba Perón en la Cámara de Diputados el 01-12-1952 que, «…por circunstancias sobradamente conocidas, el Primer Plan no pudo tener la racionalización absoluta de su contenido, ni tampoco los estudios bases permitieron afirmarlo en realidades absolutas, desde que la falta de estadísticas, la falta de censos y el desconocimiento en que el país vivía de su propia realidad no me permitieron realizar una planificación perfecta». Y, a pesar de esta enorme dificultad: «…se realizaron más de 75.000 obras en el orden material y muchas más en el orden moral e institucional de la República» (1)

Por lo tanto, el 1º Plan realizó fundamentalmente la reforma económica, echando las bases de la Independencia y de la Economía Social; para realizar las obras de infraestructura que debían sostener la nueva economía de un país a industrializar y dejar atrás la Argentina pastoril que había sido; para afianzar la Justicia Social; reafirmar la Soberanía Política y consolidar, expandir y llevar al máximo de producción la industria liviana y mediana existente y por crearse en el período, poniendo en manos del pueblo la posibilidad de consumir todo aquello que le fuese necesario para satisfacer sus necesidades primarias y aún mucho más que eso, siendo todo ello lo que siempre se le había negado.

 

Respecto del 2º Plan Quinquenal decía el Boletín Oficial, «Fijase como objetivo consolidar la Independencia Económica para asegurar la Justicia Social y mantener la Soberanía Política». Para eso es que se enuncia un plan, en este caso el 2º Quinquenal. La contradicción entonces con el liberalismo, es abierta y fundamental. No puede haber nada lejos entre los objetivos del peronismo y del liberalismo que una formulación como esta.

 

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Pero hay que ver, además, algo mucho más trascendente que una planificación económica por formidable que esta haya sido. De lo que se trató fue que el plan apuntaba a la obtención de objetivos sociales, económicos y políticos, tal como figuran en la mismísima ley.

Este es el centro de la grandeza de este plan: el «auspicio de la organización integral de la comunidad nacional». Grandeza para el pueblo, que era demasiado para el liberalismo, porque debía tolerar no solo la planificación económica, sino también la social.

 

Tampoco debe perderse de vista que el mismo año en que se anuncia el 2º Plan Quinquenal, también era el año del Plan de Austeridad, que hemos analizado en el punto anterior. (Ver en Textos Centrales//Parte III//En lo económico//1949 – Primeras dificultades y respuesta del peronismo I y II)

El nivel de respuesta del peronismo a las necesidades de la comunidad contempló ambos planes. El primero, el de Austeridad, a una situación coyuntural internacional y nacional que ameritó su formulación y el segundo, el 2º Quinquenal a una proyección más profunda tanto en lo económico, en lo social y en lo político porque conlleva el desarrollo de la revolución ahora en la organización de la comunidad. Esto es, la economía para asegurar la Justicia Social y la reforma política para asegurar la intervención de todo el pueblo en la toma de decisiones y en la participación de la acciones muy, pero muy por encima del viejo sistema de representación demoliberal de los partidos. Una antigüedad, perimida y sin destino.

Por eso es que en el desarrollo de los objetivos del 2º Plan Quinquenal puede encontrarse en su Capítulo I-La Organización del Pueblo, su objetivo superior, «La organización integral de la comunidad en sus sectores básicos social, económico y político».

 

Una formulación semejante hay que ponerla en línea con los enunciados más profundos de la Doctrina Peronista; de los objetivos del proyecto de la Comunidad Organizada; de la unidad del Pueblo Argentino, presente desde el inicio mismo de la revolución (Ver discurso de Perón en Plaza de Mayo el 17-10-1945) y de los enunciados que podrán conocerse en el futuro inmediato, como el discurso del 01-05-1954, que es en si mismo una propuesta concreta y revolucionaria acerca de cómo la totalidad del pueblo, peronista y no peronista pueden ejercer el cogobierno y participar en las realizaciones y del Modelo Argentino para el Proyecto Nacional a presentarse 20 años después de este último, precisamente el 01-05-1974.

 

 

La conciencia social y la organización popular

 

Decía Perón el 1-12-1952 en el Congreso Nacional al inaugurar la serie de discursos destinados a la difusión y a la comprensión del 2º Plan Quinquenal:

«La conciencia social es una cosa que una vez que comienza a actuar no se detiene. Yo creo que en este momento, tanto la organización, el Gobierno, el Estado, el pueblo, y aún las fuerzas económicas, culturales, etcétera, todos están dentro de una tónica distinta a la individualista de aquellos tiempos. Una conciencia social ha reemplazado el sentido de una comunidad egoísta y desaprensiva con respecto a los problemas que se presentan en la vida y la felicidad de los hombres de trabajo dentro del pueblo.

Esta es una conquista, y sobre todo una de las mejores conquistas, porque son conquistas sobre el espíritu, que son las más grandes. Nosotros no nos damos por satisfechos con eso. Porque así como esa conciencia social viene, puede mañana comenzar a desaparecer, por no usarla o porque otras fuerzas comiencen a empujarla o reemplazarla por otra cosa que no sea la conciencia social. Es decir, esto no tiene consolidación si no se le agregan algunos condimentos que verdaderamente la fijan y la hacen permanente. Nosotros pensamos que si el Primer Plan Quinquenal fue -diremos así- el de la organización de esa conciencia social, el Segundo Plan Quinquenal ha de ser el de la consolidación de esa conciencia social en los hechos de la organización misma, alcanzando un alto grado o un grado mayor de eso, que es la solidaridad social. La solidaridad social es el sentimiento de aglutinación orgánica que necesitan todos los que forman la organización popular. El sentido de la solidaridad social, que lleva a la solidaridad nacional, que es otro grado mayor, es lo que nosotros debemos desarrollar en este Segundo Plan Quinquenal, en lo que se refiere a la conquista de la organización popular.

Yo creo, y soy un convencido de ello, que no se puede practicar una democracia, en ningún país del mundo, sin una organización popular».(2)

 

El Dr. Raúl Mendé, ministro de Asuntos Técnicos encabezó el equipo multidisciplinario que durante todo el año 1952 trabajó en la elaboración y desarrollo del 2º Plan Quinquenal y también el análisis de las propuestas que masivamente enviaron las agrupaciones y asociaciones de distintos sectores, como también las personas tomadas individualmente, quienes hicieron escuchar su voz sobre infinidad de proyectos para la ejecución de los mismos en el plan.

 

 

 

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Dr. Raúl Mendé

 

 

 

Las más importantes realizaciones del 2º Plan Quinquenal

 

«Un plan de gobierno no es en sí una obra de arte. La obra de arte está, precisamente, en realizarlo». J. D. Perón

 

El plan tuvo un desarrollo de dos años y nueve meses, momento en que se produce la contrarrevolución llamada «Libertadora» y se interrumpe su ejecución. A ese momento los cálculos (según el monto de las inversiones realizadas) dan cuenta de que se habían cumplido el 58% de las metas fijadas

 

 

 

-Cuadro de situación macroecómica: a pesar de que se llevaban seis años en el gobierno, aún no se tenía una estadística científica confiable para la escala de producción en la que se estaba pensando. Así, el Dr. Alfredo Gómez Morales, testimoniaba lo siguiente: «Tuvimos que hacer un inventario a partir de cero. No había estudios sobre la renta nacional; en consecuencia, empezamos a trabajar con un equipo para construir las matrices, reconstruir las series. Hubo que armarlo todo. Se quería determinar cómo se venía operando el desarrollo; cuando se llegó a un plano bastante avanzado de la investigación, se publicó el trabajo titulado ‘El ingreso y el producto en la República Argentina’.

Este trabajo tiene un doble valor. Computó cifras que jamás se habían usado en la Argentina; creó un método de investigación, estableció un sistema, creó una matriz que sirvió después y sirve todavía y, sobre todo, explica aquellos temas con criterio didáctico. Es un libro de aprendizaje y al mismo tiempo un trabajo concreto para la determinación del producto y del ingreso». (3)

Un hecho político relevante en este Plan fue la realización del Congreso de la Productividad y del Bienestar Social, coordinando la participación de empresarios y trabajadores en la planificación y ejecución de la política económica del país.

 

-Política agropecuaria: a través del I.A.P.I. se estimuló y se acrecentó la producción agrícola transfiriendo a ese sector mayores ingresos al pagarse las cosechas a mejores precios de los históricos. La producción fue mayor y por lo tanto también los saldos exportables y el consiguiente aumento de las divisas por ingresos de exportaciones.

Un tema clave en el plan fue el impulso de las Cooperativas Agrarias, lo alimentó tanto, la producción como la conciencia solidaria de los pequeños productores.

Finalmente, y como prueba de la industrialización que estaba en marcha, se comenzaron a fabricar tractores en reemplazo de la maquinaria extranjera y se impulsó fuertemente la investigación agrícola para la mejora de la producción.

 

-Industria pesada: como quedó dicho, debía pasarse a una nueva escala de producción fabricando en el país los insumos para la industria. Era, por lo tanto, indispensable la creación de la industria pesada. Ya se había aprobado por la Ley 12.987 promulgada el 21-06-1947, el Plan Siderúrgico Nacional creado por el general Manuel N. Savio. En el marco de esta ley se comenzó a construir la planta de SOMISA Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina, Unidad Siderúrgica 2 en Punta Argerich, partido de Ramallo, Pcia. de Buenos Aires con un 80% de capital estatal y un 20% privado.

Se tramitó ante el Eximbank, banco de Estados Unidos un crédito para la financiación de las obras.

En 1954 Agostino Rocca, creador en 1946 de la empresa Techint fundó y puso en marcha la empresa Dálmine en la ciudad de Campana y que resultó ser la primera fábrica de tubos de acero sin costura en Sudamérica.

Mayor impulso a la Dirección de Fabricaciones Militares, grupo de empresas creadas también por el general Savio y que explotaba entre otros emprendimientos la extracción y procesamiento del hierro, para producir acero en Altos Hornos Zapla, Pcia. de Jujuy.

En 1952 ya había sido creada la Fábrica Argentina de Locomotoras que creó y fabricó dos prototipos que resultaron técnicamente exitosos. El proyecto para el 2º Plan Quinquenal era el de fabricar 600 unidades más.

También en 1952 se funda la I.A.M.E. Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado que comienza a producir aviones y automóviles.

En 1953 se promulga la Ley 14.222 que propicia la radicación de empresas extranjeras tanto fabriles como mineras y en solo dos años se radicaron catorce empresa extranjeras.

 

-Producción de energía: para sostener los objetivos del plan y proveer de mas energía al consumo y a la producción, se establecieron negociaciones con la empresa petrolera Standard Oil que reci6eacuten fueron aprobados en mayo de 1955.

Se continúa construyendo centrales hidroeléctricas y termoeléctricas.

En mayo de 1950 se había creado la Comisión Nacional de Energía Atómica dando la Argentina con ello un paso gigantesco. En 1953 ya se extraía uranio y a partir de ese punto se comenzó la producción de uranio metálico por calciotermia. Todo ello en dirección a la creación de energía desde esa fuente.

En 1955 y antes de su caída, el gobierno de nacional inaugura el Instituto de Física Balseiro en la ciudad de Bariloche.

 

-Organización del Pueblo: el 1º de mayo de 1954 Perón pronuncia un histórico discurso de total actualidad en nuestros días, en el que propone a las Organizaciones Libres de Pueblo, compartir el gobierno sin requisito de afiliación al Peronismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Perón y el estado continental industrial

 

La aseveración de que Perón «tenía sabidurías que contenían al futuro» (4) daba hacia 1951 una muestra más de su certeza. Y es que ya por entonces, había advertido que el modelo de sustitución de importaciones, primero con el desarrollo en el 1º Plan Quinquenal de la infraestructura necesaria y en el 2º Plan Quinquenal con el desarrollo de la industria de base pesada, sería, a futuro de mediano plazo, insuficiente para las necesidades económicas nacionales.

La alternativa entonces fue concebir un plan de unidad continental que debía iniciarse primeramente con Brasil y con Chile. El resultado debía ser una economía regional unificada y a posteriori la ampliación con los demás estados suramericanos. Esa fue la génesis de A.B.C. Argentina-Chile-Brasil. Es decir, de lo se trataba entonces, era del inicio de un estado continental industrial para el desarrollo de todas las economías con la última tecnología disponible y competir así con los países centrales sin depender de ellos.

Decía Perón: La República Argentina sola, no tiene unidad económica; Brasil solo, no tiene tampoco unidad económica; Chile solo, tampoco tiene unidad económica; pero estos tres países unidos conforman quizá -en el momento actual- la unidad económica más extraordinaria del mundo entero, sobre todo para el futuro, porque toda esa inmensa disponibilidad constituye su reserva. Estos son países reservas del mundo. (5)

 

 

 

 

 

 

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Publicado por www.retrovisiones.com

 

 

 

Formulación del 2º Plan Quinquenal en capítulos

 

El 2º Plan Quinquenal, avanzando en extensión y profundidad, tal como ya lo hemos dicho, constó de cinco capítulos en los que pueden apreciarse con claridad los objetivos por alcanzar.

 

 

1º-Acción Social, que comprende:

-Organización del Pueblo

-Población

-Trabajo

-Previsión

-Educación

-Cultura

-Investigaciones Técnicas

-Salud Pública

-Vivienda

-Turismo

 

 

2º-Acción Económica, que comprende:

-Acción Agraria

-Acción Forestal

-Minería

-Combustibles

-Hidráulica

-Energía Eléctrica

-Régimen de Empresas

-Industria

 

 

3º-Comercio y Finanzas, que comprende:

-Comercio Exterior

-Comercio Interno

-Política Crediticia

-Política Monetaria

-Política Impositiva

 

 

4º-Servicios y Trabajos Públicos, que comprende:

-Transportes

-Vialidad

-Puertos

-Comunicaciones

-Obras y Servicios sanitarios

 

 

5º-Planes Militares y Planes Complementarios, que comprende:

-Racionalización Administrativa

-Legislación General

-Inversiones del Estado

-Planes Militares

-Zonas Especiales de Reactivación mediante inversiones

a) Patagonia

b) Provincias Eva Perón y Presidente Perón

c) Otros Territorios Nacionales

d) Delta del Río Paraná.

 

 

 

 

 

 

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NORMAS GENERALES PARA EL CUMPLIMIENTO DEL2º PLAN QUINQUENAL

 

 

1/5 Conferencias brindadas por el presidente de la Nación, Gral. Juan D. Perón en ocasión de informar al Pueblo de la Nación sobre los objetivos y los contenidos del II PLAN QUINQUENAL-Diciembre 1952 Publicado por la Subsecretaría de Información Pública en Febrero de 1953

 

 

 

«Subordinamos lo económico a lo social»

 

«Nosotros pensamos que la producción debe subordinarse al consumo»

 

 

«La aplicación y el cumplimiento del Plan Económico 1952 han determinado la creación de nuevas situaciones particulares que configuran también una nueva situación general.

 

A partir de esta nueva situación general nosotros debemos iniciar una etapa de realizaciones extraordinarias: las del 2º Plan Quinquenal, que no significa -tal como alguien ha dicho sin conocerlo- un plan de inflación.

 

Tampoco pensamos que sea un plan deflacionista y ni siquiera aceptamos que pueda considerarse que perseguimos, mediante su aplicación, el antiguo ideal de los economistas liberales: un equilibrio estático o permanente, de precios y salarios; de ofertas y demandas en bienes y en mano de obra; de consumo y producción, etcétera.

 

Muchas veces he dicho que no somos ni inflacionistas ni deflacionistas.La inflación y la deflación son fenómenos financieros y económicos que no deben tener directa relación con el bienestar del pueblo.

 

Muchas veces he dicho que no somos ni inflacionistas ni deflacionistas. La inflación y la deflación son fenómenos financieros y económicos queno deben tener directa relación con el bienestar del pueblo.

 

En épocas de deflación como la de 1930-1932 el pueblo sufrió de hambre y de miseria lo mismo que en el período de deflación ostensible en lo que llevamos del siglo: en los años 1919-1922.

 

Otras épocas de deflación, sin embargo, hubiesen determinado tal vez el bienestar del pueblo, si sus hechos o fenómenos económicos y financieros hubieran sido conducidos no con criterio capitalista, sino con criterio eminentemente social.

 

Con las épocas de la inflación sucede lo mismo.

 

Nunca hemos tenido mayor bienestar en nuestro pueblo que en los momentos del optimismo inflatorio que nosotros provocamos en la primera mitad del 1er. Plan Quinquenal.

 

Sin embargo reconocemos que la inflación en otros países, y aun en el nuestro durante las épocas que nos precedieron, provoca habitualmente desequilibrios peligrosos para el bienestar del pueblo.

 

Lo mismo sucede con el equilibrio estático de las relaciones económicas entre precios y salarios, oferta y demanda, producción y consumo, etcétera.

 

Se trata de un equilibrio económico que puede o no ser beneficioso para el pueblo y ya veremos claramente cuál es el valor real que le asignamos en el terreno de la economía justicialista.

 

Estas tres posiciones son exclusivamente económicas. Nosotros, al decidirnos siempre por el pueblo, subordinamos lo económico a lo social mediante la aplicación del sistema que denominamos de economía social y frente a nuestra doctrina pierden valor, como es lógico, las tres posiciones de los «economistas exclusivamente economistas».

 

De allí que no nos preocupen la inflación, la deflación o el equilibrio económico… sino el bienestar social o sea la felicidad del pueblo.

 

Sí el pueblo es feliz con deflación nos decidimos por ella, del mismo modo que fuimos o seremos inflacionistas o partidarios del equilibrio económico cuando estas otras dos posiciones nos conduzcan fehacientemente al bienestar social.

 

También sabemos que no hay un sistema permanentemente eficaz que, aplicado, produzca el bienestar material de la población y su consecuente tranquilidad política, y social.

 

Hay momentos económicos que deben ser resueltos con inflación o deflación así como hay momentos económicos que deben ser resueltos mediante el equilibrio económico.

 

Por eso siempre he dicho que en economía la única posición es la que se deduce de la realidad y de su exacta apreciación.

 

También pensamos que no ha de ser permanente como ideal el desequilibrio económico, o sea la inflación o la deflación; pero eso no significa tampoco que nos decidamos por el equilibrio estático ideal del liberalismo económico, que sólo puede ser una solución momentánea y para una situación determinada.

 

Nosotros creemos que el proceso económico -por lo menos en nuestro país- es un proceso de creación permanente de riquezas y que ellas deben ser concomitantemente, distribuidas a fin de que la economía sirva al bienestar social.

 

Vale decir que si crecen las riquezas debe crecer el bienestar del pueblo. El ideal del equilibrio económico del justicialismo no puede ser, entonces, estático o permanente, sino dinámico.

 

Si crecen las riquezas, o sea la renta nacional, como inmediata consecuencia debe crecer la renta individual o, mejor aún, la renta familiar.

 

Si creciese la renta nacional y no se incrementase la renta familiar, deberíamos pensar que la economía no es social, o sea que la economía se ha constituido en un fin, como en el sistema capitalista, y no en un medio que sirve al bienestar común mediante la redistribución de bienes que se efectúa por una eficiente justicia social.

 

Si aumentan los precios es porque en alguna forma han sido aumentados los beneficios del capital, con la sola excepción de los aumentos de precios derivados de mejores salarios en la actividad económica afectada; pero en este caso, de cualquier manera, los salarios deben seguir al índice general de precios, o sea al costo de la vida.

 

Negar la relación de precios y salarios es política de netos principios capitalistas, cuyos resultados desastrosos está viendo el mundo contemporáneo con angustiosa claridad.

 

Nosotros no sólo consideramos que deben relacionarse mutuamente, sino que el ritmo de los salarios debe seguir el ritmo de los precios.

 

Si aumentan los precios deben aumentar los salarios, y aquí aplicamos una vez más nuestro principio básico y fundamental: la economía (en este caso los precios) debe servir al bienestar social (en este caso los salarios).

 

Lo mismo sucede en cuanto respecta al equilibrio entre la oferta y la demanda.

 

Los economistas del capitalismo sostienen que es preferible que la demanda exceda o supere a la oferta…

 

Si se trata de bienes de consumo o de bienes imperecederos -en una palabra: de bienes económicos-, ellos dicen: ¡mejor…, así aumentan los precios y se beneficia el capital!

 

Nosotros pensamos que la oferta debe subordinarse a la demanda, dentro de un orden que llamamos de equilibrio dinámico… o sea que la oferta debe seguir bien de cerca a la demanda, a fin de no provocar el desequilibrio que es la inflación.

 

Si se trata de mano de obra, también los economistas del capitalismo se alegran pensando que si la oferta es mayor que la demanda, la mano de obra baja de precio, con evidente beneficio para el capital. Por eso sostienen que la desocupación es beneficiosa… ¡sin pensar que toda desocupación es inhumana y que afecta al bienestar del pueblo!

 

La demanda de mano de obra debe exceder a la oferta; pero, en este caso, también la demanda debe seguir a un paso de la oferta, a fin de no crear aumentos en los costos por demanda injustificada de mayores salarios.

 

Cuando los economistas liberales se refieren a la relación entre lo que se consume y lo que se produce, entienden que el equilibrio está en la subordinación del consumo respecto a la producción, y aplican aquí la vieja teoría capitalista del punto óptimo -ganar más con menos esfuerzo-, fundada en el principio hedónico, hondamente egoísta, aunque a la postre el pueblo, consumiendo a media ración, termine por reaccionar violentamente.

 

Nosotros pensamos que la producción debe subordinarse al consumo, pero siguiéndolo de cerca, a fin de no provocar la especulación y el agiotismo.

 

Persiguiendo el equilibrio económico estático de que nos hablan, los economistas del capitalismo subordinan en el orden internacional la situación de los países agropecuarios a la que tienen los países industriales, y con tal motivo someten económicamente a los primeros, a los que consideran «poco desarrollados».

 

El sometimiento económico -y nosotros lo sabemos por experiencia- es la etapa fundamental de la explotación social y la coerción política.

 

Nosotros pensamos que este equilibrio económico estático es injusto y contraproducente también en el orden internacional, y nos decidimos por un equilibrio económico dinámico que vaya creando en cada país o grupo de países una armonía lo más perfecta posible entre la producción agropecuaria y la producción industrial.

 

Todos estos hechos y ejemplos señalan las diferencias fundamentales que median entre el nunca alcanzado equilibrio estático del capitalismo liberal y nuestro equilibrio dinámico, que subordina siempre lo económico a lo social y lo social a lo político, entendiendo que lo político es -en su más alta acepción- realizar la felicidad de un pueblo y la grandeza de una nación.

 

Nosotros tenemos que afrontar ahora una etapa de expansión económica tal como la prevé el 2º Plan Quinquenal.

 

El proceso económico más lógico, si queremos llegar al equilibrio económico dinámico -que nos parece el ideal más aceptable en general-, es, partiendo de la inflación simple, pasando por el punto de equilibrio estático, entrar por el ancho camino del equilibrio dinámico, que en síntesis no es otra cosa que una permanente creación de riqueza acompañada por una permanente creación concomitante de bienestar social. .

 

Hasta 1951 estuvimos en pleno período de inflación. En 1952, mediante el Plan Económico, llegamos o estamos llegando a un relativo equilibrio estático. Lo que debemos crear ahora es un estado de cosas que nos permitan avanzar durante todo el 2º plan Quinquenal, mediante el desarrollo del equilibrio económico dinámico, hacia las grandes metas de la patria: «la felicidad del pueblo y la grandeza nacional, afianzando la independencia económica para consolidar la justicia social y mantener la soberanía política».

 

El equilibrio dinámico a que aspira el justicialismo tiene mayor trascendencia que la del simple terreno económico. No es sólo un equilibrio económico, ni exclusivamente social, ni exclusivamente político.

 

Queremos una economía en permanente y progresivo desarrollo, porque nadie podrá negar que el mundo entero -y en especial nuestro país- tiene ingentes reservas de producción.

 

Pero el progreso económico no puede desenvolverse sin el consecuente progreso social… Tiene una eminente función social que cumplir…

 

En estos días el desarrollo económico en algunos países ha determinado la acumulación de enormes cantidades de alimentos… ¡Pero los chinos siguen muriéndose de hambre! La economía capitalista del mundo, basada en su principio de egoísmo fundamental, ignora el hambre de los chinos, que acaso termine por destruir la propia economía del capitalismo… y a los propios capitalistas.

 

Queremos una situación social que mejore progresiva y paralelamente con la situación económica…, y ello sólo puede alcanzarse mediante la justicia social, que da como resultado una mejor distribución de la riqueza.

 

La justicia social es el medio de conciliación entre la economía y la sociedad, y en último análisis pone las riquezas del hombre al servicio del hombre.

 

Por fin aspiramos a que la situación política del país y aún del mundo siga su desarrollo progresivo, mejorando, sobre bases económicas y sociales en permanente superación, el grado de felicidad de los hombres y de los pueblos.

 

En síntesis, y para terminar con esta exposición de motivos fundamentales que orientará nuestra acción general durante el 2º Plan Quinquenal, podemos decir:

 

1) Que el desequilibrio económico puede coexistir con el bienestar social y la felicidad del pueblo.

 

2) Que el equilibrio económico es preferible al desequilibrio, pero el ideal no es el equilibrio estático que detiene la producción de la riqueza y su distribución, sino el equilibrio dinámico que aumenta la riqueza, pero al mismo tiempo incrementa el bienestar social.

 

3) Que no hay métodos uniformes y permanentes para la solución de los problemas económicos, sino momentos económicos, y aunque lo ideal es el equilibrio dinámico, puede ser en ciertas circunstancias conveniente la inflación o conveniente la deflación.

 

4) Que el equilibrio dinámico que auspicia como ideal nuestra doctrina no es solamente económico, sino social y aun político, y nos permitirá afianzar la independencia económica, consolidar la justicia social y mantener nuestra soberanía política.

 

Estos son, en esencia, los principios básicos que informan nuestro 2º Plan Quinquenal de gobierno.

 

Sobre ellos debemos hacer el análisis de la situación actual y sobre ellos habrán de estructurarse los planes anuales que en 1953 darán por iniciado nuestro plan y que echarán los cimientos de su total y absoluta realización.

 

Una vez más me permito recordar, como en los primeros tiempos del 1º Plan Quinquenal: es necesario no empequeñecer el horizonte mirándolo con lentes oscuros o con anteojos que limitan el panorama general.

 

Hay que pensar en grande, para sentir en grande, y para poner después nuestra voluntad al servicio de las grandes empresas de la patria.

 

Por más que hayamos hecho, yo no tengo temor en afirmar que en esta tierra todo está por hacerse.

 

La potencialidad económica del país es casi infinita. Es necesario convertirla en riqueza y luego transformar la riqueza en bienestar social y el bienestar social en felicidad.

 

Es la inmensa tarea que nos espera.

 

Solamente pensando con rotunda insensatez o con excesiva y enfermiza prudencia puede hablarse de pequeñas cosas y de realizaciones mínimas con el tono de un pesimismo inconfesable que sólo puede ser compatible con un pueblo pequeño y vencido definitivamente.

 

Tenemos un pueblo nuevo y pujante que recién conoce la dignidad de la justicia, de la soberanía y de la libertad… ¿Podemos ofrecerle como programa de su acción una tarea restringida y mediocre? ¿No será mejor abrir todas las compuertas de su optimismo y encauzarlo hacia el porvenir? Nada le falta para vencer en todos los frentes de su lucha.

 

Por todo ello, yo creo que es necesario avanzar por el camino ascendente del equilibrio din6aacutemico en lo económico, en lo social y en lo político, y siguiendo al pie de la letra las normas del 2º Plan Quinquenal, realizar, conjuntamente todos, Gobierno, Estado y Pueblo, la gran tarea que espera de nosotros la patria y que nosotros debemos a las generaciones futuras».

 

 

 

 

Una jugosa anécdota de Perón.

 

 

Decía en alguna oportunidad:«Algunos de los que nos critican, dicen que se ha desequilibrado un poco la economía. Esto me recuerda un cuento de Discepolín: ‘Un día fui al circo con un amigo que siempre veía la parte mala de las cosas; un equilibrista puso sobre una pértiga (caña-bastón-tubo) una mesa; sobre ella una silla; sobre la silla una botella y se paró de cabeza sobre la botella. Con los pies sostenía un arpa y con las manos la tocaba. Este buen señor, comentando el espectáculo, dijo ‘no me gusta como toca el arpa’. Señores, pienso que los que dicen que se ha desequilibrado un poco la economía tienen mucho del escepticismo de este personaje del cuento. Yo me pregunto: ¿Qué país del mundo tiene hoy equilibrada la economía? ¿Quién puede hablar de equilibrio económico?».

 

 

 

 

 

Bibliografía y Documentación de apoyo

 

1. Perón, J. D., Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación, 1953.

2. Perón, J. D., Discurso en el Congreso Nacional, 1-12-1952.

3. Gómez Morales, Alfredo., en Perón el hombre del destino, Fasc. 53

4. Córica, Juan C., Opiniones, «Los juegos de ficción del kirchnerismo enmascardo.

5. Perón, J. D., Discurso secreto en la Escuela Nacional de Guerra, 11-11-1953

 

 

 

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