TEXTOS CENTRALES
Parte III: En lo político:
Evita pronunciado un discurso en Plaza de Mayo
La marginación política de la mujer Hemos afirmado en nuestra página que la sanción de la Ley Nº 8871, aprobada finalmente el 12 de enero de 1912, llamada Ley Sáenz Peña, fue una concesión de la oligarquía a la larga lucha del radicalismo de Alem y luego de Yrigoyen para lograr la democratización de los métodos de elección. Así, en la ley se legisla que a partir de la misma las próximas elecciones de autoridades serán obligatorias, secretas y universales. Pero esta condición de universalidad está restringida solo a los hombres, por lo cual la consideramos medio universal. La mitad de los argentinos en condiciones de votar, es decir la totalidad de las mujeres argentinas, queda afuera de este derecho. Distintas razones de orden político-ideológico, sociológico y psicológico prevalecen en esta marginación. Aún así, no debe perderse de vista que el derecho a votar obtenido para los hombres fue conculcado rápidamente, esto es, solo catorce años después de la asunción de Yrigoyen a su primera presidencia, cargo al que accedió por la aplicación por primera vez de la mencionada ley. El mismo Yrigoyen será derrocado por un golpe militar el 6 de septiembre de 1930, fecha que será justamente el momento histórico de la restauración del fraude político (al que llamarán hipócrita y cínicamente fraude patriótico), pero nominalmente con la ley Sáenz Peña en la mano. El conservadorismo retoma el poder político y lo va a retener durante una larga década, la llamada “Década Infame”, hasta que se produzca la revolución del 4 de junio de 1943.
Es decir, que bajo esta restauración se retrocede en los derechos conseguidos para el hombre, por caso el que nos ocupa, el de votar, y el círculo se completa con la negación absoluta del mismo derecho a la mujer.
Antecedentes Observa Estela dos Santos (1) que en las décadas previas a 1947, sumaron el número de treinta los proyectos encaminados a lograr el derecho a votar por parte de las mujeres argentinas. Les siguieron varios más, tanto desde las diversas agrupaciones de mujeres, como desde adentro mismo del parlamento. Este fue el caso de proyecto presentado por el diputado socialista Mario Bravo en 1929, pero el golpe militar que derroca a Hipólito Yrigoyen al año siguiente interrumpió su tratamiento. En 1932 al retomarse la actividad parlamentaria, el mismo proyecto vuelve a tratarse logrando la media sanción en diputados, pero fue trabado por el senado que lo votó negativamente y el proyecto se perdió. ¿Qué estaba por detrás de esta discriminación a la mujer? Una retrógrada concepción sobre la supuesta incapacidad o inferioridad femenina para la toma de decisiones respecto de los hombres. Algo casi ancestral que era arrastrado en la sociedad y en la política argentina a despecho e ignorando el rol y el protagonismo que la historia de los argentinos debe a la mujer. Desde Juana Azurduy hasta Eva Perón, el camino está plagado de acciones puestas al servicio de la patria y de la mujer. Cualquier persona que en tiempos pasados y de discriminación, hubiese recordado el nombre de quien reconociese como protagonista, desde su propia madre hasta las mujeres públicamente más notables, en todas ellas hubiese encontrado la sensibilidad y la inteligencia que desmentían cualquier argumento de los destinados a marginarlas de las decisiones políticas y de la participación en la economía y la vida social. Estos prejuicios, pero también los intereses de clase que exhibía la oligarquía, actuaban como verdaderos látigos sobre la equiparación de la mujer en sus derechos y concluían con su marginación política, económica y social. Parecía un asunto sellado por un determinismo infranqueable e inalterable. Aunque parezca mentira, este era el debate a mediados de siglo XX en nuestra patria. Y también desde otra perspectiva, la psicológica y sociológica, Jorge Abelardo Ramos hace su aporte diciendo lo siguiente: “La esclavitud de las mujeres no es una mera frase. Se expresa también en su resistencia a tomar conciencia de tal situación. Ninguna expresión podría abarcar todo un período histórico sin crear la actitud psicológica que contribuya a mantenerla y de la que participen sus víctimas. Hay una especie de ‘derecho natural’ que obliga a que la mujer lave los platos o cuide los hijos. Si parece una fatalidad biológica es exclusivamente porque su duración histórica es tan prolongada que nadie concibe su desaparición. Lo histórico, es decir, lo provisorio, se transforma en algo biológico, poco menos que en sinónimo de eterno. Pero la esclavitud integral de la mujer no es ‘natural’ sino histórica”. (3)Por esa razón es que la actitud y la acción de Evita es como es, el impulso que la mueve, que también reconoce esta última dificultad, pero que lo hace con una infinita fe en la mujer, la misma de Perón cuando dice que “lo mejor que tenemos es el Pueblo”. Ellos, Perón y Evita, si conciben la desaparición de la postergación y de la sumisión.Evitaincita, impulsa a las más decidas, se pone a la cabeza, remueve las conciencias adormecidas y apuesta a todas, no solo a las supuestamente más esclarecidas o vanguardistas como lo hacen las feministas de izquierda, porque en el peronismo la cualidad de reivindicar sus propios derechos está en cada una y hasta en la “última” de las argentinas.
Llegado el devenir histórico a esta fecha en que sucede la Revolución del 4 de junio de 1943 (una vez más decimos, fue un pronunciamiento y una revolución, no un golpe de estado), Perón asume en el Departamento Nacional del Trabajo, al que un mes después convierte en Secretaría de Trabajo y Previsión y el 3 de octubre de 1944 crea dentro la misma la División del Trabajo y Asistencia de la Mujer y a posteriori, dentro de la misma, una comisión específica bajo la denominaciónComisión Pro Sufragio Femenino. Como antecedente, una importante reunión en 1938 en Lima, Perú, había concluido con una declaración en la que se propugnaba la implementación del sufragio femenino en toda Latinoamérica.
Además del tratamiento de la problemática laboral específicamente referida al género femenino, esta División aborda también, como hemos dicho, la reivindicación del derecho a votar para la mujer. Perón lo sostiene de este modo: “…dignificar moral y materialmente a la mujer equivale a vigorizar la familia. Vigorizar la familia es fortalecer la Nación, puesto que ella es su propia célula. Para imponer el verdadero orden social, ha de comenzar por esa célula constitutiva, base cristiana y racional de toda agrupación humana”.
Por la intensa acción que llevaba a cabo la Secretaría y su División para la Mujer se creó un rumor en 1945, solo eso un rumor, en el sentido de que se iba a habilitar por decreto a las mujeres a votar. Increíblemente las feministas argentinas se opusieron al proyecto aduciendo que estaba originado en un gobierno militar y que se pretendía implantar por decreto aunque nada indicaba tal cosa. Esta es la respuesta de Evita a ese interrogante:
Centros Cívicos Femeninos. Después de la gesta del 17 de octubre de 1945, donde cabe recordar la participación masiva de la mujer trabajadora argentina junto a los hombres y ya de cara al proceso electoral que culminará el 24 de febrero del año entrante, y sabiendo la mujer argentina positivamente que no iba a poder votar porque aún no estaba legislado, se puso codo a codo con los hombres peronistas y participó de la campaña electoral con toda la fuerza que le fue posible. «La Mujer puede y debe votar» Cuando Perón abre el período legislativo de su primer gobierno, en julio de 1946, expresa en el discurso lo siguiente: “La creciente intervención de la mujer en las actividades sociales, económicas, culturales y de toda otra índole la han acreditado para ocupar un lugar destacado en la acción cívica y política del país. La incorporación de la mujer a nuestra actividad política con todos los derechos que hoy se reconocen a los varones, es insustituible factor de perfeccionamiento de las costumbres cívicas” (10) Ya iniciado el gobierno peronista, Evita, además de iniciar las tareas de asistencia social, apuntaló enérgicamente la campaña para el objetivo del sufragio femenino. Así también, inicia una serie de mensajes radiales que se emiten una vez por semana a las 21 hs. inspirando e impulsando a la mujer argentina a defender sus derechos cívicos. Estos mensajes se irradiarán desde el 27 de enero hasta el 19 de marzo de este año. El 27 de enero se la escuchaba decir a través de la radio: “La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles…la mujer debe afirmar su acción. La mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos. Conozco a todas mis compañeras, sí. Yo misma soy pueblo. Los latidos de esa masa que sufre, trabaja y sueña, son los míos. La mujer argentina debe ser escuchada porque supo ser aceptada en la acción. Se está en deuda con ella. La descamisada no puede ser olvidada y se le debe conceder el voto que será el arma que hará de nuestros hogares el recaudo supremo e inviolable de una conducta pública. El voto femenino será primera apelación y la última…En los hogares argentinos de mañana, la mujer, con su agudo sentido intuitivo, estará velando por su país, al velar por su familia. Su voto será el escudo de su fe. Su voto será el testimonio vivo de su esperanza en un futuro mejor”. El del 19 de marzo será lapidaria, dice: “Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico de la sociedad”.
Evita, hablando por radio a la mujer argentina.
Unos meses más tarde, el 30 de agosto, se conocía en el diario Democracia un mensaje de Evita donde decía lo siguiente: “Algunos dirán para qué queremos votar las mujeres. Yo sé que hay quienes se formulan esta pregunta. Invitémosles a recorrer las páginas de nuestra historia”.
Evita, el voto femenino y las feministas de izquierda y oligarcas La campaña de Evita para lograr que se sancionara la ley del voto femenino, contiene una clara y abismal diferencia con igual pretensión impulsada por las dirigentes y activistas liberales de izquierda y por las liberales de la oligarquía. Con respecto a las damas oligarcas que pedían el voto para la mujer, sacarles la “careta” resultó aún más fácil todavía. No hay nada más claro y brutal en el pensamiento oligarca que su traducción en palabras. Y sino baste repasar lo que dice la señora Victoria Ocampo, “mujeres conscientes” y no conscientes. Para Evita eran todas conscientes y valían todas por igual, más allá de la instrucción que portara cada una. Es oportuno recordar acá que ella misma apenas tenía 6º grado de instrucción primaria, contra doctoras y “destacadas” personalidades de la política, de las letras y del pensamiento y del periodismo. Evidentemente la sabiduría no pasa por la instrucción. Es algo muy superior a eso. Hay sabias sin instrucción e ignorantes y brutas cargadas de títulos. Estela dos Santos ayuda a comprender este fenómeno con mucha claridad:“Eva Perón hizo una campaña radial para que el interés por el tema pasara a ser patrimonio de las mujeres de todas las clases sociales. Del 27 de enero al 19 de marzo dedica seis mensajes memorables porque: Y aún más todavía, Evita, cuando llama a la mujer a defender sus derechos y asumir responsabilidades, no la aleja de su hogar, porque ahí, por su condición es insustituible. Le dijo: “la mujer, columna básica del hogar, tiene la tarea de moldear hombres dignos del momento histórico que vivimos los argentinos, de forjar las generaciones que nos han de seguir en el esfuerzo y la tarea de hacer una Patria mayor, una sociedad más justa, más unida y más fraterna”(14) Empadronamiento femenino posterior a la sanción de la Ley 13010 Se llega a la votación de la ley Transcurrido el tiempo que apuntamos y ya con Evita de regreso de Europa, adonde había realizado un extensa y fructífera gira por varios países entre el 6 de junio y el 23 de agosto de ese año en que toca nuevamente suelo patrio, se llega finalmente al día 3 de septiembre en que el proyecto de ley del peronismo es tratado en la Cámara de Diputados de la Nación. Art. 1º: 99 votos a favor sobre 116 presentes. No puede entenderse el porque de los votos en contra o abstenciones después de haberse votado por unanimidad, a menos que el diario La Nación nos releve de buscar esa explicación cuando nuevamente editorializa que fue lamentable que no se hubiese profundizado el tratamiento, porque “la obligatoriedad no contempla las condiciones de la realidad argentina”. ¿Que significaba esto? Que lisa y llanamente para la oligarquía y para el feminismo de izquierda, debieron haber habilitado el voto calificado. Según los parámetros de la oposición, algunas mujeres podían votar, otras no. Esto fue lo que pasó. (16)
“Ahora no queremos votar” Una vez promulgada la ley, aparecieron en los dichos de algunas feministas las verdaderas razones de su oposición a la misma. El que titula este punto, se reconoce como una voz entonada por feministas en los días posteriores a la sanción y promulgación de la ley. Aunque no hay ningún escrito donde hubiese quedado registrado, igualmente refleja a la perfección lo que invadía el espíritu de las feministas. Alicia Moreau de Justo, médica, socialista y campeonísima de la causa, inauguró pocos meses más tarde en el seno de su partido, un seminario titulado “Sepa la mujer votar”. El título conlleva, desde el vamos, el prejuicio de creer que no sabe votar ¿Porqué? ¿Porque no sabría votar la mujer argentina? A su turno, Victoria Ocampo, que ya había dicho lo suyo previamente a la sanción de la ley, remató su pensamiento de este modo: “Nuestra reacción frente al voto en 1947, no respondía a antagonismos políticos, sino a las razones por las que fue otorgado: se lo consagraba de antemano a un partido y no a la defensa de nuestra causa: la de todas las mujeres en bloque”. (17) Al igual que su par feminista en el socialismo, ella, desde la oligarquía, decía exactamente lo mismo. Así se escribió la historia de este derecho, legislado y otorgado con absoluta justicia para la mujer argentina.
Foto publicada por treslíneas.com.ar
Festejos por la sanción de la Ley 13010
Composición fotográfica de la revista Todo es Historia Agosto 1982-Nº 183
La Rama Femenina del Movimiento Peronista
“Yo nunca fui política, participaba porque era peronista, de Perón y de Evita” Foto www.diarionorte.com
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La Descamisada – Versión original grabada por Nelly Omar en 1951 con el sello R.C.A. Material facilitado por José María Di Giorno
– Nelly Omar en el Luna Park, febrero de 2009
La descamisada Soy la mujer argentina, Yo soy la descamisada, La que mañana en las urnas Yo soy la descamisada Soy la mujer argentina, Yo soy la descamisada, bis III y IV Letra de H. Helu
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Partido Peronista Femenino En 1949 y transcurridos tres años del primer gobierno de Perón, faltaba que las mujeres se organizasen. Fueron las últimas que concurrieron a integrar el Movimiento Peronista como rama del mismo. Pero muy distinta era la necesidad política que tenía la conducción estratégica del Movimiento, Perón, en cuanto a integrar a la mujer en la orgánica del mismo. Esto debía ocurrir mediante la movilización de todas las mujeres posibles en el ámbito nacional; debía procederse a dar forma a lo que se llamará Partido Peronista Femenino y fundamentalmente debía ponérsele por delante un objetivo central, cual era la de ser el eje de la actividad social en los barrios (léase ayuda y justicia social), en el territorio cercano a los hogares. Ahora bien, ¿Como hacían las mujeres para acceder a los cargos electivos? El Partido Peronista creado por Perón poco tiempo después de ganar las elecciones y de iniciado su gobierno, solo permitía la elección de varones en sus listas de candidatos. Cosa bastante comprensible por otra parte, por cuanto la mujer no estaba habilitada para votar. La explicación está en que, de cara a una competencia electoral, el peronismo debía presentar solo una estructura partidaria y esta era la del Partido Peronista. Como la mujer ya estaba incorporada legalmente a la vida política, debía tener su representación en las listas de este partido. De lo contrario debía haber presentado sus propias listas desde el Partido Peronista Femenino, lo cual era absolutamente improcedente y se procedió entonces a habilitarla en el primero.
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Un desafío crucial
La revolución con la mujer, la mujer en la revolución
Tal como venimos viendo en la flamante y reciente historia del peronismo y a poco de iniciar su gobierno, Perón y Evita deciden impulsar la organización de la mujer (1949), pero revolucionando las conciencias femeninas y obviamente las masculinas ya que, el hombre argentino debió comprender y aceptar que el otro género también podía y debía tomar sus propias decisiones y que además podía y debía ocupar los espacios que por propia gravitación le correspondían y que el Estado moderno de Perón les ponía por delante para que se expresara y actuara.
¿Cuál fue el desafío y cual la revolución? Ubicar a la mujer en el lugar donde la comunidad empieza su organización: en la cercanía a su hogar, en los barrios. ¿Para qué? Para que junto a los hombres y organizaciones sindicales que así lo resolvieran, ejecutaran en primer lugar la acción social del peronismo y luego la acción política. Un modo de llegar a la política asumiendo previamente un compromiso de vida, al modo que lo define Nelly Omar en el epígrafe de la fotografía con que la homenajeamos.
Con esta decisión, con este espíritu y con estos objetivos, se comienza la constitución del Partido Peronista Femenino, P.P.F., la Rama Femenina del Movimiento Peronista.
Antes de la convocatoria a constituir el P.P.F.
Una muy precisa descripción de lo que fue el basamento de la organización femenina y que precedió a la creación de las unidades básicas y del P.P.F., la hace Carolina Barry tomando un modelo generado en el barrio de Belgrano de la capital argentina, pero que es muy válido traspolarlo a casi todo el país.
Dice Barry:
“Acciones previas al P.P.F.
En 1946 aparecieron los centros cívicos femeninos en distintos lugares del país, entre ellos también en el barrio de Belgrano. Surgieron de manera espontánea y estaban presididos, en general, por alguna mujer del barrio que apoyaba vivamente a Perón o por las esposas de dirigentes políticos barriales. Algunos funcionaban dentro de los comités o centros partidarios del peronismo y, la mayoría, en la casa de alguna vecina del barrio. Los centros cívicos estaban destinados a todas las mujeres argentinas «nativas o naturalizadas que siendo mayores de 18 años quieran inscribirse en los centros cívicos donde se les asegura absoluta independencia en sus ideologías políticas y en su credo religioso». Poco a poco fueron definiendo su papel y a diferencia de las secciones o ramas femeninas, no tenían relación alguna con la Junta Central del, por entonces novel, Partido Peronista ni con ninguna facción política. Se constituyeron con la única intención de «cooperar con la esposa de Perón en su campana de obra y justicia social» y asegurar los derechos políticos de la mujer y afiliar a las simpatizantes. Solicitaban, por ejemplo desde una bandera para una escuela hasta medicamentos, alimentos, ropa, anteojos, dictaban clases de apoyo escolar y de capacitación general para las mujeres. También iniciaron una fuerte campana pro sufragio femenino. Su presencia se fue haciendo notar en el barrio y, a los que surgían espontáneamente, se sumaron los que fue creando Evita a quien respondían de manera más o menos organizada.
Su mayor o menor actividad y protagonismo dependía, en parte, de la actitud y trabajo de quienes los presidían. Una vez sancionada la Ley Nº 13.010, los centros cívicos comenzaron a colaborar con los comandos militares encargados de las tareas de enrolamiento femenino. Repartían en el barrio folletos explicativos y daban charlas y conferencias asesorando a la mujer acerca de los pasos a seguir para obtener la libreta cívica. Algunos centros estaban autorizados para realizar los trámites de enrolamiento de las mujeres. Hacia 1948 su crecimiento y presencia fue notable. Las actividades de estos centros femeninos fueron, de alguna manera, el antecedente de las futuras organizaciones celulares partidarias, las unidades básicas femeninas.” (18)
Escudo peronista sobre la bandera argentina
Imagen de www.enlacecrítico.com
Primera Asamblea del Partido Peronista Femenino
26 de julio de 1949
Sobre esta base entonces, Perón y Evita se lanzaron a la organización del P.P.F. El día 25 de julio de 1949 se reunieron cerca de 6.000 delegados del Partido Peronista de todo el país en el Luna Park de la ciudad de Buenos Aires. Aproximadamente 1.000 eran mujeres y Perón les habló a todos.
El día siguiente, 26 de julio de 1949, será un día histórico. Reunidas en el Teatro Nacional Cervantes de la ciudad de Buenos Aires, se constituyen las mujeres venidas de todo el país en lo que fue la primera Asamblea Nacional del Partido Peronista Femenino. Están presentes los Centros Femeninos y todos los grupos y asociaciones de acción peronista llegados desde todas las provincias y territorios nacionales. A partir de ese mismo momento, todos ellos quedarán disueltos y se reagruparán como P.P.F., un paso decisivo.
Teatro Nacional Cervantes de la ciudad de Buenos Aires
Habla Evita y en un discurso que es clave para comprender la misión del P.P.F. y de la mujer argentina de aquí en más, dice: “El partido femenino que yo dirijo en mi país está vinculado lógicamente al movimiento Peronista pero es independiente como partido del que integran los hombres… Así como los obreros sólo pudieron salvarse por sí mismos y así como siempre he dicho, repitiéndolo a Perón, que ‘solamente los humildes salvarán a los humildes’, también pienso que únicamente las mujeres serán la salvación de las mujeres. Allí está la causa de mi decisión de organizar el partido femenino fuera de la organización política de los hombres peronistas. Nos une totalmente el Líder, único e indiscutido para todos. Nos unen los grandes objetivos de la doctrina y del movimiento Peronista. Pero nos separa una sola cosa: nosotras tenemos un objetivo nuestro que es redimir a la mujer”. Agregaba: “…solo la lucha de Perón contra los privilegios oligárquicos comenzó a redimirla de su condición, otorgándole al mismo tiempo los derechos políticos, tan injustamente negados.” Y más aún,dirá que la mujer tenía “la obligación de organizarse en defensa del gobierno que la ha rescatado de su sumisión y esa organización deberá -necesariamente- enmarcarse dentro de los objetivos señalados por Perón: el Justicialismo y la Tercera Posición.”(19)Clarísimo. No es más que convalidar lo que hemos planteado, en cuanto a que se le daba a la mujer un espacio específico donde podía resolver no antagónicamente con el resto del dispositivo del Movimiento Peronista, su propia problemática con ojos de mujer y no contaminadas (como en el feminismo) con la mirada y el proceder masculino.
Como se organizaron las mujeres peronistas
Este tramo de un discurso posterior al momento que estamos tratando, revela a la perfección el espíritu y el objetivo que Evita se había trazado desde el primer momento, es decir un año antes, para organizar a la mujeres peronistas.
“Cuanto más pequeñas más las quiero” “….Les pido a todas ustedes que cuando vean, en cualquier rincón del país, por mas alejado que sea, a una mujer que tiene un corazón bien puesto, como el del 17 de Octubre de 1945, traten de acercarla a nuestras filas y ustedes deben informarme de ello, puesto que yo no tengo el privilegio de estar en todos los lugares de la Patria para auscultar a cada una de las Peronistas que trabajan en pro de nuestra causa. Piensen que nuestro movimiento es grande y que hay cabida para todas, para que trabajemos una para todas y todas para una. Pero que no sea un «slogan» eso de «una para todas y todas para una». Que eso sea una realidad como son las realidades que nos esta dando a manos llenas el General Perón, que tiene el privilegio de amar a todas las Peronistas por igual, sin preferencias por ninguno. Así quiero yo también a las Peronistas. Cuanto más pequeñas más las quiero. La que a ustedes les parezca mas insignificante, es la que esta mas cerca de mi corazón…” Evita (20)
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Después de la Primera Asamblea Nacional constituyente del P.P.F. Evita, que fue elegida como presidenta del mismo, se dio a una tarea de gran envergadura tal como resultó ser el relevamiento en todo el país de todas las mujeres que fueran peronistas y de todas aquellas que podían ser ganadas para la causa. Para ello debió contar con una fuerza operativa absolutamente leal, aguerrida y sacrificada: 23 mujeres de su absoluta confianza a las que llamó delegadas censistas. Las eligió ella personal y rigurosamente según la anterior axiología, a diferencia de la dirigencia masculina con aspiraciones a cargos electivos que fuera elegida por los interventores del partido en el distrito. Estos eran personas avezadas en la actividad política ya que eran diputados provinciales o congresales y muchos venían de experiencias partidarias previas a la organización del peronismo. No quedan descalificados para nada, Perón los une y pone a todos detrás del mismo objetivo estratégico, pero Evita misma se encarga de trazar las diferencias.
Cada una de ellas será responsable de un distrito electoral y es preciso recordarlas por sus nombres porque cargaron sobre sus hombros con un enorme compromiso militante:
-Buenos Aires: Catalina Allen
-Capital Federal: Teresa A. Fiora
-Catamarca: Delfina de Molina
-Córdoba: Elsa Chamorro
-Corrientes: Celfa Argumedo
-Chaco: María I. de Solveyra Casares
-Chubut: Susana Míguez
-Entre Ríos: Juana Larrauri
-Formosa: Sara Rodríguez Alderete
-Jujuy: María Isabel de Parravicini
–La Pampa: Matilde D. Gaeta de Iturbe
–La Rioja: Juana M. Beraza
-Mendoza: Teresa Gibelli
-Misiones: Elena Fernícola
-Neuquén: Clementina Palumbro
-Río Negro: María R. Isla
-Salta: Hilda N. Castañeira
-San Juan: Trinidad Coronel
-San Luís: Blanca E. de Rodríguez
-Santa Cruz: Ana M. García Ronzio
-Santa Fe: Luisa Komel
-Santiago del Estero: María E. Renard
-Tucumán: Ana C. Macri
Dirá de ellas Evita en La razón de mi vida: “Eran apenas treinta. (Se refiere al número final luego de que algunas delegadas censistas debieron dejar la misión por problemas de salud). Todas muy jóvenes. Yo las había conocido como colaboradoras mías infatigables en la ayuda social, como fervientes peronistas de todas las horas, como fanáticas de la causa de Perón.
Tenía que exigirles grandes sacrificios: abandonar el hogar, el trabajo, dejar prácticamente una vida para empezar otra distinta, intensa y dura.
Para eso necesitaba mujeres así infatigables, fervientes, fanáticas.
Era indispensable ante todo ‘censar’ a todas las mujeres que a lo largo y a lo ancho del país sentían nuestra fe peroniana.
Esa empresa requería mujeres intrépidas, dispuestas a trabajar día y noche…
…Todas están hoy todavía trabajando como el primer día.
Me encanta seguir desde cerca la marcha de todo el movimiento. Lo importante es que conservan intacto el sello femenino que yo quise infundirles.
Esto me acarreó algunas dificultades iniciales. En zonas apartadas del país hubo algunos ‘caudillos’ políticos –muy pocos felizmente quedan ya en el Movimiento Peronista; la mayoría está en los viejos partidos opositores- que creyeron hacer del movimiento femenino cosa propia que debía responder a sus directivas e insinuaciones.
Mis muchachas se portaron magníficamente cuidando la independencia de criterio y de acción.” (21)
Efectivamente, la primera de las misiones que tenían estas delegadas censistas fue la de relevar, censar, no afiliar, a todas las mujeres peronistas y las que pudieran serlo, lo que implicó un trabajo gigantesco de ir virtualmente casa por casa y conocer el pensamiento de todas las mujeres argentinas.
En cada provincia la responsable designaba a su vez a las subcensistas que, desplegadas en el territorio y después de censar a todas las mujeres posibles, concluían la tarea fundando una Unidad Básica Femenina y quedaban al frente de la misma, ayudadas por una secretaria y una prosecretaria. Todas ellas eran nombradas por Evita.
Testimonio de Delia Parodi, subcensita en el barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires y luego delegada censista en San Luís. “Cuando llegué a San Luís había cincuenta unidades básicas y me fui, un año más tarde con doscientas unidades básicas, diez kilos menos y una sombra en un pulmón.” |
Perón y las Unidades Básicas «No queremos comités porque huelen todavía a vino, empanadas y tabas, para que los usen ellos. Lo que fue antro de vicio queremos convertirlo en escuela de virtudes; por eso hablamos de ateneos peronistas, donde se eduque al ciudadano, se le inculquen virtudes, se les enseñen cosas útiles, y donde no se los incline al vicio». 25-7-1949 Perón y el Partido Peronista Femenino “La organización del P.P.F. es tan perfecta y completa que en el campo político argentino, en toda nuestra tradición cívica, no ha habido jamás un fuerza más disciplinada, más virtuosa, más moral y más patriótica que esa agrupación.” |
Discurso de Perón en Santiago del Estero del 29-8-1953
Revista Mundo Peronista del 1-9–1953
Unidades Básicas Femeninas y poder popular
¿Qué resultaron ser las Unidades Básicas Femeninas sino centros de poder popular? De acuerdo con el sentido profundo que da Perón al concepto de libertad y la consecuente creación de los espacios apropiados para ejercerla, las U.B.F. fueron precisamente eso, un espacio adonde participar en la ejecución de un sinnúmero de tareas, todas vinculadas a la acción social y por lo tanto a la implantación de la justicia social.
Es que la revolución justicialista debía hacer pié y crear orgánica en el propio territorio adonde se desarrollaba la vida de las personas. Creado el espacio, todas las mujeres en este caso tenían por delante opciones genuinas para participar.
Las tareas eran tan diversas como que iban desde la acción cívica hasta el aprendizaje de oficios.
Se enseñaba el mecanismo electoral y a votar, tarea esta de extrema importancia porque se acercaba la primera elección donde iba a participar la mujer argentina. Así es como se hacían simulacros de votación con la presencia de urnas, cuarto oscuro, padrones, autoridades de mesa y fundamentalmente el recuento de votos. La mujer aprendía además, el arte de la oratoria para estar preparadas a pronunciar discursos y comunicar con más precisión los mensajes que fueran requeridos. Hasta se las preparaba para pegar carteles en la vía pública, un recurso de comunicación esencial para aquellos tiempos.
Se prestaban servicios de alfabetización y ayuda escolar; se daban cursos de corte y confección, una herramienta laboral clave para la mujer en el complemento de los ingresos familiares al igual que cursos de peluquería, manicuría, taquigrafía y primeros auxilios. Eran locales con consultoría médica ginecológica y jurídica.
Se enseñaban en ellas el uso de la tierra para el cultivo de huertas familiares, así como la preparación de comidas económicas.
Eran un lugar de contención y de reunión habitual para la comunidad barrial y estaban abiertas desde las 8 hs de la mañana hasta la noche. Eran la primera instancia para la resolución de una enorme cantidad de problemas.
Desde ya eran el lugar de difusión de la doctrina nacional justicialista, y algo imprescindible para las acciones de la Fundación Eva Perón, era el sitio desde donde se recibían y detectaban las necesidades de asistencia social que prestaba la Fundación para el cumplimiento de la Justicia Social. Una misión clave.
Las U.B.F. fueron, como quedó dicho, el primer espacio adonde poder participar y ejecutar acciones, pero también fue un lugar clave y de gran importancia para el gobierno en cuanto a comunicar sus grandes políticas. Eran en realidad, una correa de transmisión de ida y de vuelta. El gobierno realizaba muchas de sus políticas a través de ellas y las propias U.B.F. eran una caja de resonancia de las necesidades y de los deseos del pueblo. El círculo virtuoso consistía en que esas necesidades eran leídas por Perón y por Evita y se procedía a responderlas en gran parte a través de las mismas, lo que las constituía en organismos de poder popular.
Pero además de las tareas de ayuda social (“por llamarla de algún modo”,Evita), la mujer peronista tuvo algo más que una destacada actuación en la actividad política partidaria a partir de la U.B.F. Cuando de cara a las elecciones presidenciales de 1951 hubo que elegir candidatos a los cargos electivos se planteó crudamente el tema de la representación proporcional. Debía ser un 33% para cada rama del movimiento. A pesar de toda la fuerza que puso Evita en ello, la mujer no alcanzó esa proporción.
Sin embargo, el número de candidatas en las listas para esa elección fue el más alto en toda la historia del peronismo hasta que el 6 de noviembre de 1991 se sancionó la ley 24.012, reglamentada el 8 de marzo de 1993, por la cual se establecía la proporcionalidad del 30% como mínimo para la mujer en todos los cargos electivos. En aquella primer elección nacional con participación femenina, las mujeres peronistas ubicaron en las listas de candidatos 6 senadoras y 23 diputadas de las que solo una de ellas era del grupo original de las delegadas censistas.
Además, fue la mujer la que inclinó la balanza a favor de la reelección de Perón en 1951 logrando más votos que los varones en todos los distritos. La media nacional alcanzada por el voto femenino a Perón fue del 63,97% y el presentismo general de la mujer en todo el país fue del 90,32%, algo realmente superlativo.
Una muestra clara de hasta que punto había crecido su conciencia política. El número de U.B.F. en todo el país para ese año era de 3.600 algo verdaderamente asombroso después de solo dos años de trabajo.
Finalmente y a modo de conclusión, el insoslayable testimonio de Evita sobre los resultados obtenidos en el proyecto del P.P.F. y de su instrumento clave, las Unidades Básicas Femeninas.
Dice Evita: “Los centros políticos del partido femenino se llaman ‘unidades básicas’.
En esto hemos querido imitar a los hombres.
Pero mucho me temo que nuestras unidades básicas estén más cerca de lo que Perón soñó que fueran cuando las aconsejó como elementos fundamentales de la organización política de los hombres.
El General quiso que los hombres de su partido político no constituyesen ya los antiguos y desprestigiados ‘comites’ que, en las organizaciones políticas que soportó el país, eran antros de vicio que cada elección abría en todos los barrios y en todos los pueblos.
Perón quiso que los nuestros –los centros políticos del peronismo- fuesen focos de cultura y de acción útil para los argentinos.
Mis centros, mis unidades básicas cumplen aquel deseo de Perón.
En las unidades se organizan bibliotecas, se dan conferencias culturales, y sin que yo lo haya establecido expresamente pronto se han convertido en centros de ayuda y de acción social.
Los ‘descamisados’ no distinguen todavía lo que es la organización política que yo presido de lo que mi Fundación…
Las unidades básicas son para ellos algo de ‘Evita’. Y allí van buscando lo que esperan que pueda darles Evita.
Ellos mismos, mis descamisados, son los que han creado en mis unidades básicas una nueva función: informar a la Fundación acerca de las necesidades de los humildes de todo el país.” (22)
Bibliografía y Documentación de apoyo
1. Dos Santos, Estela-Las mujeres peronistas, Centro Editor de
América Latina, Buenos Aires, 1983, pag. 10
2. Perón, Eva-Discurso en Plaza de Mayo, Promulgación del Voto
Femenino, 23-9-1947-Ver en esta página el discurso completo en
Documentación//Perón, Eva
3. Ramos, Jorge A.-Feminismo y Lucha Política, Documento presentado
para la discusión interna del Frente de Izquierda Popular. Publicado
por María J. Molina en “Los avances de la mujer en el peronismo”,
en mjosemolina.blogspot.com.ar
4. Perón, Eva-Discursos Completos de Eva Perón. Carlos Hurst, Tomo I,
1946-1948, Buenos Aires, 2004, pag.51. Publicado por María J. Molina
en Ob. cit.
5. Imprenta del Congreso Nacional, 1933, Tomo V, pag. 64
6. Perón, J. D.-Discurso del 26 de julio de 1945 ante la División para la
mujer de la Secretaría de Trabajo y Previsión, publicado en La Nación,
27 de julio de 1945
7. Perelman, Angel-Como hicimos el 17 de octubre, Ed. Coyoacán,
Buenos Aires, 1968
8. Ocampo, Victoria-Discurso en la Asamblea Nacional de Mujeres-
Publicado en A las mujeres argentinas, Editorial Sur, Buenos
Aires, 1945
9. Perón, Eva-Discurso cit. en 2.
10. Perón, J. D.-Discurso de apertura de las sesiones legislativas, año
1946, en Estela Dos Santos, Ob. cit.
11. Perón, Eva-La razón de mi vida, Ed. Peuser, 1954, pag. 269
12. Perón, Eva-Discurso en el Ministerio de Trabajo, 6-12-1946
13. Dos Santos, Estela, Ob. cit., pag. 12
14. Hurst, Carlos, Ob. cit. pag. 110
15. Editorial diario La Nación 5-9-1947
16. Editorial diario La Nación 10-9-1947
17. Ocampo, Victoria-en Eva Perón en la historia, Fermín Chávez, Ed.
Oriente, 1986, pag. 138
18. Barry, Carolina-El Partido Peronista Femenino: la gestación política y
legal, en http://nuevomundo.revues.org
19. Perón, Eva-Discurso ante la Primera Asamblea del Partido Peronista
Femenino, en el Teatro Nacional Cervantes de la ciudad de Buenos
Aires, 26-7-1949
20. Perón, Eva-Discurso ante el Partido Peronista Femenino, en el Teatro
Nacional Cervantes de la ciudad de Buenos Aires, 4-5-1950
21. Perón, Eva-Ob. cit. pags. 291-292
22. Perón, Eva-Ob. cit. pag.293-294