
DECALOGO DE LA HERMANDAD
ARGENTINO-PARAGUAYA
2 de Octubre de 1953
En el marco de su primer viaje a Paraguay, el general Perón, pronuncia un discurso en Asunción en el estadio del Club Cerro Porteño diciendo: “Si alguna vez la causa de este bendito pueblo se ve en peligro, nuestro pecho no ha de faltar a su lado”.
El día 4 de octubre en Asunción y en una conferencia de prensa declara: “Las actuales repúblicas están llamadas a formar un bloque único continental. Para qué vamos a esperar el año dos mil. Nosotros nos adelantaremos. Saldremos a su encuentro. Que el año dos mil nos espere en lugar de esperarle nosotros”.
De regreso a Buenos Aires y durante su discurso en la Plaza de Mayo donde se festeja un año más del glorioso 17 de Octubre dice: “Por eso fui también al Paraguay, y allí sentí palpar emocionado el corazón de América, interpretado por un gobierno humilde que sirve a un pueblo cuya humildad impone el respeto que merecen los grandes pueblos. El pueblo de Paraguay merece nuestra más alta consideración y todo nuestro cariño. No ambiciona más de lo que posee y por eso no ha pedido nada a cambio de nuestra amistad leal y honrada. Por eso yo pido al pueblo argentino que cumpla con los paraguayos un decálogo similar al que nos une con el pueblo chileno por sobre las nieves eternas de los Andes, pese a los egoísmos mezquinos de los hombres mediocres que oponen sus intereses personales a los altos, eternos e irrevocables ideales de los pueblos. En homenaje al pueblo paraguayo yo deseo reiterar en este día solemne de nuestra historia, el contenido sumario y sustancial de aquel decálogo y lo propongo al pueblo argentino como principio para la unión definitiva entre los paraguayos y los argentinos.
|

Plaza de Mayo – 17 de Octubre de 1953
Fotografía publicada por Blogs La Nación
Lectura por el presidente argentino Gral. Juan D. Perón en Plaza de Mayo del Decálogo de Hermandad Argentino-Paraguaya.
Dice Perón, “este decálogo es el principio para la unión definitiva y eterna entre los pueblos paraguayo y argentino:
- Cada argentino debe saber que el pueblo paraguayo y el pueblo argentino, conservando la plenitud de sus soberanías nacionales, son real y efectivamente pueblos hermanos y, en consecuencia, todos los argentinos debemos trabajar por la grandeza del Paraguay y por la felicidad de su pueblo, con la misma fe y el mismo amor con que trabajamos por nuestra propia grandeza y por nuestra propia felicidad.
- Desde hoy los paraguayos serán compatriotas de todos los argentinos. Esta debe ser una consigna de honor nacional.
- Cada uno de nosotros debe comprometerse a trabajar en su puesto por el acercamiento espiritual y material de los pueblos paraguayos y argentino.
- El gobierno, el Estado y el pueblo argentino arbitrarán todos los recursos y medios que ayuden al Paraguay a consolidar la Justicia Social, la Independencia económica y la Soberanía política, del mismo modo que luchamos por las nuestras, puesto que ellas son las únicas bases de la unión comprometida.
- La unión del pueblo paraguayo con el pueblo argentino no excluye futuras adhesiones de ningún pueblo americano sobre las mismas bases. Cada argentino debe saber que ésta es una acción constructiva, que no tiene finalidades ofensivas, que no está dirigida contra nadie y que tiene como único objetivo la grandeza y felicidad de los pueblos que la componen o compongan en el futuro.
- Las organizaciones sociales, económicas y políticas del pueblo argentino habrán de promover la máxima vinculación posible con sus similares del pueblo paraguayo, a fin de realizar una acción armónica y solidaria para alcanzar los grandes objetivos comunes. El gobierno argentino prestará su más amplio apoyo a estas vinculaciones entre los pueblos hermanos.
- La legislación general argentina deberá contribuir a facilitar la unión de los pueblos paraguayo y argentino.
- Los organismos del gobierno y del Estado nacionales, provinciales y territoriales, particularmente en las zonas limítrofes con la hermana República de Paraguay, coordinarán su acción con sus similares paraguayos sobre las bases de real y sincera lealtad.
- Todo acto contrario a los grandes objetivos comunes e intereses de la unión entre el pueblo del Paraguay y el pueblo argentino será considerado por nosotros como una falta de honor en relación con el compromiso contraído.
- El pueblo del Paraguay y el pueblo argentino son los depositarios absolutos de esta unión definitiva, que ponemos bajo la protección de Dios, fuente de todo amor y de toda justicia, de toda libertad, pidiéndole humildemente que no sea jamás violada ni destruida por los malvados e hipócritas intereses egoístas y mezquinos, sino que, por el contrario, sea permanente y eterna como la humildad de nuestros pueblos.
Y ahora deseo transmitir a todos los compañeros de la Patria ese saludo afectuoso de todos los años, invitándolos a que me acompañen a dar estas vivas:
¡Viva la República del Paraguay!
¡Viva la Patria!”